Con el inicio de la tercera fase del programa económico y la apertura del cepo cambiario, los principales bancos del país comenzaron a ajustar sus tasas de interés para los plazos fijos tradicionales, un instrumento que vuelve a tomar protagonismo en un escenario más liberalizado.
En las primeras horas hábiles del nuevo esquema, se observaron fuertes diferencias entre entidades líderes, con una brecha de hasta 11 puntos porcentuales en la Tasa Nominal Anual (TNA) ofrecida para plazos fijos a 30 días.
El Banco de la Nación Argentina, la entidad pública con mayor volumen de depósitos del país, ofrece una TNA del 37%, ubicándose al tope del ranking de tasas. En el extremo opuesto, Santander Argentina paga apenas un 26%, mientras que Banco Galicia ofrece un 30%, Banco Provincia un 27%, y BBVA un 28%.
El movimiento evidencia un reacomodamiento del sistema bancario tras el fin de las restricciones cambiarias, en un contexto donde la competencia por captar pesos se reaviva y las tasas dejan de estar atadas a los límites oficiales anteriores.
Hasta ahora, los bancos no publicaron diferencias en la tasa ofrecida a clientes versus no clientes, ni habilitaron enlaces específicos para la gestión online de estos nuevos plazos fijos bajo el esquema desregulado.
La dispersión de tasas sugiere que, más allá de los movimientos de política monetaria oficial, cada banco comienza a fijar sus rendimientos en función de su estrategia comercial, su liquidez disponible y su necesidad de atraer depósitos en pesos en un nuevo entorno financiero.
Este nuevo escenario marca el inicio de una competencia que podría extenderse a otros productos financieros, como cuentas remuneradas, fondos comunes y préstamos, en un sistema que vuelve a regirse —aunque parcialmente— por las reglas del mercado.