El trigo se ha caracterizado por su estabilidad de rendimientos y márgenes, aunque estas características estaban sostenidas por un paquete de tecnología que requería cubrir aspectos nutricionales y sanitarios para maximizar el índice de área foliar del cultivo, y por tanto, optimizar la relación fuente/destino de la planta.
En las campañas pasadas la tendencia al uso de tecnología intensiva disminuyó, en especial en la cantidad de nutrientes aplicados, pero también en la intensidad de fitosanitarios presupuestados.
Hoy, la liberación del mercado en cuanto a precios y volúmenes comercializables, lleva a que el planteo de inversión en nutrición cambie radicalmente. Pero toda esa inversión no será aprovechada si el cultivo no está cuidado en su potencial productivo, lo que debe contemplarse desde la semilla. Patógenos como Fusariosis (Fusarium graminearum), Carbón volador o desnudo (Ustilago nuda sp. Tritici) y Carbón hediondo o cubierto (Tilletia spp.), además de plagas como Gusanos blancos, Gusanos alambre, Pulgón ruso, Pulgón verde y Gorgojo del trigo condicionan el éxito de implantación de un cultivo.
Una vez que el cultivo comienza sus etapas de diferenciación reproductiva, es necesario cuidarlo de las enfermedades foliares que puedan limitar su potencial de rendimiento. Enfermedades como Mancha Amarilla, Roya Anaranjada, Roya Amarilla, Septoriosis y Oídio son de muy probable aparición en estas condiciones, generando perdidas que son muy importantes, tanto en lo productivo como económico, más teniendo en cuenta el nivel de los precios actuales del cultivo.
Pero el mayor riesgo productivo se encuentra en el control de malezas. El uso reiterado de herbicidas en base a sulfonilureas va a generar serios problemas de tolerancia a este principio activo y modo de acción, por lo que la adopción de una estrategia diferente, tanto en el cultivo de trigo como en los barbechos químicos en general, es imprescindible para evitar males mayores en el control de malezas.
Diflufenican, del grupo químico de las carboxamidas tiene acción residual de uso para el control de malezas de hoja ancha en barbechos previos a soja y maíz, en cultivos de girasol y pasturas consociadas. Actúa como un inhibidor de la síntesis de pigmentos carotenoides. También puede ser utilizado como pre-emergente1 para el control de malezas de hoja ancha en cultivos de invierno, como trigo o cebada, por lo que no existe restricción de uso en lotes destinados a estos cereales. Malezas como Rama Negra, Viola y Parietaria, son muy bien controladas, pudiendo ampliar su rango de acción y residualidad cuando se lo mezcla a bajas dosis con Metsulfurón.