Más allá de un primer semestre mucho más moderado que el registrado un año atrás, en pleno período de seca, la realidad es que a esta altura del año el nivel de oferta se encuentra en línea con los promedios observados en los últimos años.
Tomado como referencia el movimiento de animales que informa el SENASA hasta el 30 de septiembre -datos parciales-, vemos que el ritmo diario de envíos a faena se ubica en torno a los 55.200 animales, en promedio unos 3.000 animales diarios más que en agosto y apenas un 2% menos que lo registrado en septiembre de 2023.
En el acumulado, de enero a septiembre, la cantidad de animales remitidos a faena suma 10,2 millones de cabezas, dato muy similar al observado en 2022. Recordemos que en ese año se registró una faena anual efectiva de 13,5 millones de animales para luego trepar a casi 14,6 millones en 2023. Clima mediante, de sostenerse este mismo comportamiento durante los últimos tres meses del año, el número final debería situarse apenas ligeramente por arriba de los 13,5 millones de 2022, considerando el mayor nivel de encierre que se viene registrando este año.
Si la faena total se mantiene en torno a estos números y la cantidad de terneros incorporados este año se confirma -por datos de vacunación- en un número no muy lejano de los 14,68 millones informados como stock al 31 de diciembre de 2023, a priori, el balance general debería cerrar relativamente sin cambios. Sin embargo, es aquí donde las hembras juegan un rol preponderante en lo que respecta a la reposición de estos terneros.
Estacionalmente la faena de vacas ha comenzado a declinar. En septiembre -de acuerdo con los datos preliminares de movimiento de hacienda- el promedio diario de envíos a faena se ubica ya en torno a las 10.000 cabezas, siendo éste el registro más bajo del año y 37% inferior al pico alcanzado en junio.
Si bien el retraso de las lluvias en muchas zonas ganaderas sigue obligando a bajar la carga animal y, en este contexto, es posible que aquellas vacas que no logren recuperar su condición corporal previo al inicio de los servicios terminen saliendo de los establecimientos, la oferta de los últimos tres meses del año no debería alterar significativamente la tendencia registrada hasta la fecha.
Sin embargo, tomando los datos de faena efectiva informados hasta agosto, vemos que el sacrificio de vacas ya asciende a 1,9 millones de cabezas cifra que, medida sobre 22,4 millones reportadas en stock a inicios del ciclo, marca un nivel de extracción de vacas del 8,4%, el segundo dato más alto en los últimos 15 años, detrás del 9,1% registrado a igual fecha de 2023.
Más aún, si a este dato sumamos el nivel de faena de vaquillonas, el escenario comienza a preocupar respecto de una retención de vientres que, hasta el momento, parecería no estar plasmándose.
A diferencia del comportamiento estacional que refleja la faena de vacas, la oferta de este tipo de hacienda liviana tiende a crecer hacia los últimos meses del año donde se concentra la mayor salida tanto de feedlots como de establecimientos de invernada. En este caso, los datos de septiembre sugieren un ritmo de faena muy similar al registrado en 2023, con un nivel de encierre de hembras que aún es elevado y que, indefectiblemente, terminará volcándose al mercado en lo que resta del año.
En base a los datos finales de faena reportados hasta agosto y al preliminar de septiembre, podemos proyectar el último trimestre del año arribando a una faena anual de vacas entre 2,6 y 2,7 millones de cabezas y una faena de vaquillonas ligeramente por arriba de 3,8 millones. De confirmarse estas proyecciones estarían reflejando un nivel de extracción de vacas que todavía resulta elevado; esto es, casi 12 puntos del stock inicial contra un promedio calculado desde el año 2008 en torno a los 11 puntos porcentuales.
En lo que respecta a vaquillonas, si descontamos el número de animales faenados (incluyendo terneras informadas según estadística de faena anterior a los cambios introducidos en abril de 2019) sobre el stock inicial, podemos inferior de modo imperfecto claramente, aunque válido para un análisis de tendencia, el nivel de retención de hembras jóvenes y, por ende, la reposición de vientres calculado sobre el mismo stock inicial de vacas.
En efecto, este cálculo de reposición aparente de vaquillonas muestra a lo largo de los últimos años una tendencia declinante, al tiempo que la extracción de vacas tiende a acelerarse en los últimos dos a tres años, duramente afectados por el factor climático. (BCR)