Debido a la época del año y considerando la importancia de planificar las actividades en todos los sistemas agropecuarios, el INTA-PROPEFO sugiere a los productores comenzar la programación de las tareas referidas a conservación de forrajes.
En la actualidad, es necesario incrementar los niveles de productividad para aumentar la rentabilidad de las empresas ganaderas, es por ellos que la intensificación de la producción aparece como una necesidad para alcanzar este incremento productivo.
La intensificación consiste en aumentar la producción con una reducción de costos por unidad de producto, mayor producción individual y/o mayor carga animal. Esto se consigue con mejores pasturas, mayor consumo de concentrados o con forrajes conservados de alta calidad.
Los concentrados a base de granos de cereales aparecen como una buena alternativa, pero para disminuir los costos deben ser incluidos otros alimentos, que además de poseer un elevado contenido energético pueden ser producidos en gran volumen, tal es el caso del silaje de maíz.
Muchas son las ventajas que ofrece el silaje de maíz dentro de la cadena alimentaria del rodeo, ya que puede participar como suplemento energético cuando el contenido de grano del cultivo sea elevado, o como complemento balanceador.
Si se analiza, por ejemplo un silo de maíz, con una producción de 40.000 kg de materia verde por ha, con un contenido de grano estimado de 55 q/ha si se destina a cosecha, con 30% de materia seca (MS) y una concentración energética de 2,66 megacalorías metabólica (Mcal EM), por kilogramo de materia seca. Según estos valores el aporte de este silo es de 31.920 Mcal EM/ha ensilada. Si se divide este valor por la cantidad de Mcal necesarias para la producción de 1 kg de carne (20,13 Mcal/kg de carne, considerando los requerimientos de novillos de 150, 250, 350 y 450 kg de peso vivo, según método NRC), se podrían obtener teóricamente 1.585 kg de carne por ha.
Si se realiza el mismo análisis para la producción de leche, sabiendo que 66,56 Mcal EM son necesarias para la producción de 1 kg de grasa butirosa (GB) (considerando una vaca de 500 kg de peso vivo con una producción promedio de 18 litros/día) se puede estimar una producción de 479 kg GB/ha.
Realizando ahora, el mismo análisis para el caso de heno de alfalfa de alta calidad, suponiendo una concentración energética de 2,19 Mcal EM/kg MS y una producción teórica de carne en 870 kg/ha y de grasa butirosa en 263 kg/ha, representando sólo el 55% de lo obtenido a partir del silaje de maíz.
Esta diferencia de producción sería más considerable si el análisis fuese realizable con heno de baja calidad; por lo que incorporación del silaje de maíz a los sistemas ganaderos se vería favorecida, ya que al trabajar correctamente resulta sencillo conseguir silajes de alta digestibilidad.
El análisis comparativo de la producción de materia seca, demuestra que resulta más eficiente el silaje de maíz como método de conservación forrajes, ya que es un alimento de alta concentración energética, elevado volumen de producción de MS/ha, mayor plasticidad para la elección del momento óptimo de corte y, si se trabaja en forma correcta, el porcentaje de pérdidas es considerablemente menor con respecto a otros sistemas de conservación de forrajes. Además de tener un período de ocupación del lote de sólo cuatro meses lo que permite la liberación de silaje dentro de cualquier plan de rotación.
Todo lo mencionado tiene validez sólo si se parte de un material de calidad. Se debe tener en cuenta que las características que definen a un maíz para cosecha de grano son las mismas que debe reunir un buen maíz para silaje. Se deben elegir cultivares de alto potencial de rendimiento y que alcancen la maduración del grano antes que la planta se seque, debido que para obtener un silaje de alta conservación energética el contenido de grano debe ser elevado y para lograr una correcta compactación la planta debe estar verde. El maíz se debe picar, en el estadio de grano pastoso a pastoso duro (30% ó 40 % de materia seca promedio).
Otro factor a considerar es la presencia de malezas: resulta de vital importancia el control de malezas en tiempo y forma a lo largo de todo el desarrollo del cultivo para que al momento de confección del silo, el lote cuente con una buena cantidad de material de alto valor nutritivo.
La calidad final del forraje conservado que se suministra al ganado depende de la elección de la semilla; del cuidado del cultivo; momento óptimo de corte; correcta utilización y puesta a punto de la maquinaria disponible y de las condiciones de almacenaje; siendo en la mayoría de las situaciones tecnología de bajo costo. (Fuente: Inta Propefo)