De fabricar puertas a vender carne argentina en Alemania

La familia Trípodi no solo logró instalar los sabores de los principales cortes vacunos en las casas alemanas sino toda la idiosincrasia que rodea a la cultura del asado.

Cuando Doménico Trípodi llegó a Argentina desde Italia junto a sus padres, quienes buscaban un mejor futuro para su hijo después de la segunda Guerra Mundial, nunca imaginó que décadas después sería él mismo quien haría las valijas para, esta vez, salir en búsqueda de una mejor calidad de vida para su familia. Así fue que en el año 1987 el lugar elegido al que llegó junto a su esposa y sus dos hijos de 7 y 9 años, fue la ciudad de Colonia en Alemania.

La cambiante y complicada situación económica de aquellos tiempos, le hicieron difícil mantener su empresa metalúrgica dedicada a la construcción de puertas y ventanas para edificios. “Se cansó de todos los problemas del país y como conocía Alemania porque compraba maquinarias para su empresa, le encantaba el orden y la organización, entonces decidió que nos mudáramos allí”, cuenta su hijo Mauricio. Sin embargo al llegar a su nuevo lugar en el mundo, Doménico no pudo continuar con su oficio por no tener el título de ingeniero y comenzó a probar con varios negocios que no funcionaron, hasta que decidió primero importar desde Argentina carbón vegetal para las parrillas y luego carne Premium envasada al vacío, creando así la empresa DAT-Trípodi que ya tiene su marca propia de productos Black Ranch, tres locales (uno en España y dos en Alemania) y un shop online www.carnesargentinas.es.

El negocio fue creciendo al mismo ritmo en que Doménico y su familia se fueron adaptando a la idiosincrasia y la cultura alemana pero sin perder su pasión por argentina. “En un principio mi padre vio que había un mercado porque el carbón que había en Europa no era bueno. Sus primeros clientes fueron las parrillas argentinas o sudamericanas”, relata Mauricio, quien actualmente lleva adelante la empresa junto a su hermana Marina, siempre apoyado bajo la atenta mirada de su padre que poco a poco va delegando responsabilidades. Pero, ante las reiteradas consultas sobre por qué no importaban carne siendo algo tan típico argentino, se abrió también la puerta para comercializar en Europa todos los productos nacionales que hacen a un buen asado: la carne por supuesto, pero además los aderezos y condimentos, vinos (con su marca propia Black Ranch), bebidas espirituosas, gin y, para el postre, un buen dulce de leche.

El sabor de Argentina

Al seleccionar los cortes que exportarían hacia Europa, había una idea que estaba muy clara: Llevar a las casas alemanas todo el sabor de Argentina. Para ello, “el concepto siempre fue tener un producto Premium, que no se venda masivamente sino que sea de una calidad superior a lo que hay en el mercado”, dice el hijo menor de Doménico. Para cumplir con ese objetivo viajaron hacia Bariloche a conocer a los primeros productores dueños de un frigorífico, que serían los encargados de comenzar a dar forma a ese proyecto. La consigna era precisa, “necesitábamos buena calidad de carne y que el producto llegue lo más limpio posible, porque trabajamos con la mentalidad alemana de abrir una caja y encontrar siempre lo mismo en cuanto a características y calidad del producto”, afirma Trípode.

Al principio comenzaron con los cortes permitidos en la Cuota Hilton como lomo, cuadril, bife angosto y algo de bife ancho. Luego fueron ampliando la oferta y actualmente importan, de tres frigoríficos, también picaña (tapa de cuadril), colita de cuadril, entraña y vacío.

Si bien el mercado fue cambiando con el ingreso de otros competidores como Estados Unidos, Australia o Nueva Zelanda, que hizo que el paladar alemán pasara de valorar más la terneza que el gusto a preferir carnes con más grasa o marbling (marmoleo), esto fue una oportunidad para seguir sumando opciones como la entraña.

Siempre con espíritu innovador, siguieron aportando autenticidad argentina a lo que ofrecían y así incorporaron morcilla y chorizo. “Hay una barrera sanitaria muy fuerte, por eso los mandamos a hacer acá pero con recetas propias y también tenemos hamburguesa con carne argentina pura”, explica Mauricio.

Con la importación de un contenedor por semana de carne envasada al vacío, la empresa distribuye sus cortes mayormente en el canal HORECA, en sus locales de España y Alemania y para sus ventas online.

El ritual del asado

Los domingos en Argentina eran para los Trípodi el momento de encontrarse con toda la familia, incluidos los 7 hermanos de Doménico. Y, por supuesto, el protagonista de las reuniones era el asado.

Es por eso que Mauricio resalta que en Argentina es un ritual el asado de los domingos pero en Alemania es algo que se desconoce, entonces empezamos a invitar a nuestra casa a amigos y conocidos para difundir esta cultura del asado. Nos dimos cuenta que a la gente le encantaba, eso de juntarse a comer y quedarse de sobremesa”. Sin embargo no fue tarea fácil ya que si a un alemán se lo cita a las 19.30 para cenar, es porque a esa hora estará la comida lista. “Las primeras veces fue un shock, el alemán se sentía mal porque pensaba que había llegado en un momento inoportuno cuando veía que la mesa todavía no estaba puesta y la carne se estaba cocinando. Así les empezamos a explicar que para nosotros el asado es llegar antes, prender el fuego, tomar algo, hacer una picada, ayudar a poner la mesa. Al principio miraban raro, como si les hiciéramos un desprecio, pero al final del día la pasaban re bien”, recuerda entre risas.

Además, informan a los consumidores sobre los beneficios de la carne argentina, a través de videos que graban con sus productores, en los que resaltan el trato con los animales y la importancia de las pasturas, el clima y el suelo en el resultado final del producto. Por eso Mauricio aclara: “No importamos carne solo por importarla. Cuando nos preguntan por qué lo hacemos, simplemente podríamos decirles porque la carne es buena y es Premium, pero no queda claro. Entonces nos tomamos un poco más de tiempo para formar e informar a quienes consumen nuestros cortes”. Y una de las virtudes que destaca es que en Argentina “los animales no necesitan una alimentación especial, las pasturas nativas y los espacios amplios generan un producto espectacular sin hacerle mucho trabajo. Eso le da un sabor muy particular”.

Con acento de un alemán aprendido de niño, el tono del relato que hace Mauricio Trípodi sobre el recorrido de la empresa familiar que fundó su padre, denota el amor que aún sienten por la tierra de la que migraron hace 37 años. “No es solo un negocio como si vendiésemos carne de cualquier otro país. Por eso le damos tanta importancia a que la gente la pruebe y sepa cómo se cocina. La carne argentina nos llena de orgullo”.

Autora: Paola Papaleo (Fuente: ExpoAgro)

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