El próximo martes 18 de junio tendrá lugar la primera audiencia pública no vinculante para debatir la ordenanza de regulación de la nocturnidad, denominada “Eventos y diversión pública”. Entre otras cosas, plantea una mayor flexibilidad para las habilitaciones a los comercios y establecimientos gastronómicos, con algunas exigencias más para la insonorización.
El vicepresidente de la Asociación Hotelera Gastronómica y Afines de Rosario, Carlos Mellano, dijo que ven con buenos ojos la iniciativa, “porque le da un poco más de amplitud, en forma positiva, a una cuestión que se venía discutiendo hace muchos años”. En el mismo sentido se expresó el empresario Reynaldo Bacigalupo. “Hay mucha expectativa en el rubro, Rosario perdió la noche y en eso estamos todos de acuerdo”, lamentó.
Sin embargo, Mellano planteó algunas objeciones respecto de los metros cuadrados y el horario, que es una de las grandes discusiones que tendrá esta ordenanza. “Me parece que las 3 de la madrugada de cierre no es un horario acorde a la actividad gastronómica, que es prima hermana de la actividad nocturna”, apuntó el empresario. Para Mellano, “hay muchos locales gastronómicos en Rosario que tienen una dinámica de atracción al público de distintas formas; y creo además que el tema de las licencias, le da un ámbito en el que la ordenanza tiene que ser lo más taxativa posible, para no dejarle grises luego a los inspectores”, evaluó.
“El horario de las 3 queda acotado a la actividad de bar, y hay una desigualdad porque las confiterías, para ser bailables, deben cumplir una serie de requisitos que son similares a los bares, como insonorización, salubridad, seguridad”, argumentó el empresario local.
Concretamente, Mellano entiende que “si la actividad gastronómica en un bar es de lunes a lunes, abriendo a las 8 de la mañana y cerrando a las 12 de la noche, y los viernes y sábados le anexa un espectáculo para determinado público, con otra dinámica para retener el cliente, me parece que está bueno que ese lugar saque una licencia y no sea pasible de un problema, porque la actividad principal no es esta última”, sentenció. Para Bacigalupo, “es ridículo que alguien no pueda disfrutar en un lugar donde hay música y ponerse a bailar”.
