Por Garret Edwards – Director de Investigaciones Jurídicas de Fundación Libertad
@GarretEdwards
Ha sido un largo recorrido hasta esta parte, y Milei se encuentra ya ante las puertas de meter el gol más importante desde que arrancó su gestión: que le aprueben su Ley de Bases. Bases y Puntos de Partida, un nombre alberdiano para un proyecto reformista que pretende ser el puntapié inicial de una serie de reformas del estado que saque a la Argentina del retraso y la ubique en la senda de la prosperidad. El verano y las sesiones extraordinarias van quedando en el pasado, un viejo recuerdo, casi una pesadilla que se prefiere olvidar, de una votación que fue y otra que no fue. Esa carta ya se jugó, esa partida ya se rehízo. Con modificaciones, sí, es cierto. No es la misma Ley de Bases la que ahora cuenta con media sanción que la que volvió al mazo más temprano en el año. La Argentina tampoco es la misma. Nosotros tampoco.
Senadores no será una batalla fácil. Con una minoría más minoritaria que la que posee en Diputados, La Libertad Avanza tendrá que negociar con los senadores -y gobernadores- que estén dispuestos para así obtener los votos suficientes. Simple aritmética de un mecanismo constitucional con implicancias más profundas que la misma simpleza del procedimiento. Se menciona que habrá algunas modificaciones para obtener esos votos que faltan. Por lógica, entonces, luego todo volverá a Diputados. En Diputados, en principio, no debería haber mayores inconvenientes. Todo se sostiene hoy por hoy en el timing. La oposición dura, la necia, la que nos ha condenado al atraso, querrá dilatarlo todo. Mientras más Milei se empantane, más creen ellos que recuperan parte del poder perdido. Los agoreros del fracaso buscan que el fracaso ocurra, que la profecía sea autocumplida. Con un poco de ayuda.
A la par de ello, la oposición dialoguista mantiene el diálogo. Las mejores espadas en Diputados al momento de argumentar no fueron de LLA, fueron del PRO. El PRO, o lo que queda de éste, ha sido la oposición que el PRO hubiera querido tener cuando era gobierno. No la tuvo, es un contrafáctico, y es una identidad irresoluble: no se puede estar en dos lados al mismo tiempo y en el mismo sentido. Al menos no hasta no aprender cómo ser ubicuos. Pero lo de la identidad no es menor porque si Milei logra su objetivo, y las reformas se van aprobando unas detrás de otras, ¿cuál será el rol y el lugar del PRO? ¿En qué se diferenciará de la LLA? ¿Se diferenciará de LLA? ¿O serán lo uno y lo mismo?
Los próximos días serán claves, y se irán descontando hasta llegar a cero. Cero será el momento de la votación en el Senado. Todo será política en este partido, lo jurídico -lamentablemente- quedará relegado. La Corte, cuando también opine alguna vez sobre todos estos temas, también será política. Está la pelota, está el arco, y el deseo de Milei de que la red se infle y se inflame. Empezó el segundo tiempo, pero no hay que olvidarse de que recién es la segunda fecha de un torneo largo.