La entrevista que Mauricio Macri concedió a Marcelo Longobardi a través de Radio Mitre dejó mucha tela para cortar. Entre los dichos más resonantes del mandatario argentino, uno de los que más polémica generó fue afirmar que “el fútbol tiene que aceptar implementar optativamente la figura de la sociedad anónima”. La idea, no fue bien recibida por la mayor parte de los dirigentes del fútbol argentino, aunque hay numerosos casos de entidades deportivas que experimentaron con esta forma de gestión.
En Rosario, el actual vicepresidente de Rosario Central, Ricardo Carloni, manifestó una fuerte oposición: “En Central es prácticamente inviable, imposible que se pueda convertir en sociedad anónima”. El dirigente subrayó: “No creo que empresarios puedan conducir los destinos del sentimiento de la gente”. Aunque adelantó que vendrá un debate al respecto. En tanto, la entidad canalla estableció en su nuevo estatuto pendiente de aprobación una cláusula específica que impide que se transforme en una Sociedad Anónima.
Con respecto a la crisis económica que viven la mayoría de los clubes, afirmó que “el saneamiento tiene que pasar por otro lado”. Llamó al compromiso de los presidentes a planificar los objetivos económicos que se tienen por delante. Además destacó la importancia del rol social que cumplen las instituciones deportivas y apuntó que “es posible que un empresario no tenga claros esos objetivos y termine afectándola negativamente.
Ejemplos de gerenciamientos privados
Posiblemente uno de los casos más recordados es el de Racing Club de Avellaneda, el cual fue gerenciado por Blanquiceleste S.A. desde principios del 2000 y hasta el año 2008. El balance terminó siendo negativo para la Academia, incluso habiendo obtenido el título de campeón en 2001, y terminó con la salida de la gerenciadora por la fuerte presión de los hinchas y los reiterados pedidos de quiebra.
Blanquiceleste llegó a la insitución con Fernando Marín, actual titular de Fútbol Para Todos, a la cabeza. Racing arrastraba una pronunciada crisis financiera que se profundizó a lo largo de la presidencia de Daniel Lalín, entre 1995 y 1999. El propio Marín participó hoy mismo del programa de Longobardi y declaró que “hay que hacer un saneamiento real de los clubes”, avalando dar libertad a los mismos para adoptar las figuras de Sociedades Anónimas.
Otro caso conocido es el de Defensa y Justicia, actualmente en Primera División. El Halcón, como se lo conoce popularmente, fue pionero en la práctica de emplear capitales privados para convertirse en un club de fútbol de alto rendimiento. Con Excellens S.A. al mando, logró algunos buenos resultados, aunque no mostró un fuerte salto de calidad en materia deportiva como se esperaba.
Talleres de Córdoba presenta un ejemplo similar al de Racing, en el cual el capital privado llegó luego de una crisis financiera. Hacia 2004, el club cordobés presentó la quiebra y quedó en manos de la firma Ateliers hasta 2014, cuando la T volvió a celebrar elecciones. Durante este período, se remodeló el estadio en dos oportunidades para alcanzar la capacidad de 18.100 personas como la tiene hoy. Por otro lado, en lo deportivo sufrió la pérdida de categoría, militando en el Federal A entre 2009 y 2013.
Pueden traerse a colación otros ejemplos como Argentinos Juniors a principios de los 90´s, quienes terminaron oficiando de locales en Mendoza, siguiendo el proyecto de Torneos y Competencias. Nuevos Clubes Argentinos al frente de Almagro y San Lorenzo siguiendo procesos que afectaban la vida social de los clubes, pero no la faz deportiva. Incluso, este último estuvo a punto de ceder los derechos de explotación de la imagen del club a la firma suiza ISL, aunque una movilización de hinchas terminó frustrando la negociación.
Otros que pasaron por manos privadas fueron Deportivo Mandiyú de Corrientes, Quilmes, Ferro, Belgrano, Sportivo Barracas, Sarmiento de Junín, Sacachispas y Fénix. Mientras que en otros países se registran casos exitosos a niveles de muchísima mayor escala difíciles de comparar con el entorno nacional, como Chelsea en Inglaterra que de la mano de Román Abramóvich se convirtió en un gigante futbolístico, o Manchester City que tomó protagonismo con la gestión de City Football Group.