Los grupos cortos de soja, que fueron los primeros lotes en abrir la cosecha, no pudieron lucirse este año. Afectados por las inclemencias climáticas como el estrés calórico en enero y los anegamientos de primavera, quedaron por debajo de las expectativas. Pero con el ingreso a cosecha de las variedades más largas, tanto la calidad del grano como los rindes, dieron un repunte interesante.
De esta manera, la soja de primera sube un quintal y medio respecto a la semana pasada y se ubica en 39 qq/ha, es decir, 4 qq/ha por encima de la media regional de los últimos 5 años. Sin embargo, queda lejos del rinde del año pasado, que a esta altura trepaba a 45 qq/ha. Los relieves altos del este de Córdoba, que sortearon los anegamientos y el estrés calórico por influencia de la napa, hoy expresan marcas excelentes que incluso superan los 50 qq/ha. Pero en los bajos las pérdidas de plantas es notoria y los resultados están en los 30 qq/ha. Gran parte de los granos se embolsan ayudando a evitar la sobrecarga de los camiones y el deterioro de los caminos rurales, muy complicados en la zona cordobesa.
En el centro norte de Buenos Aires, si bien son pocos los lotes cosechados (10%), los resultados están siendo superiores a la campaña pasada. Pero hacia la parte noreste de la provincia los rindes caen a 30 qq/ha. Malezas, el común denominador de la región núcleo, asoman desde los cultivos maduros, pero por ahora no generan problemas importantes en la recolección. (GEA)