Esto implica que, para mejorar el resultado económico de una empresa, hay que hacer un análisis completo de los costos de formulación y del modo en que vamos a incluir cada ingrediente.
Presentes en todo el mundo – con más de 100 plantas en 30 países que producen más de 600 millones de toneladas anuales en alimentos para animales – Provimi Cargill Argentina acompaña a quienes son protagonistas de la vida de campo.
En esta oportunidad, la compañía presenta una entrevista exclusiva a uno de los principales referentes y asesores de la ganadería argentina. En una nueva edición – la numero 22 – de CarneCast es el M. Sc. Sebastián Luis Riffel (*) quien explica cuáles son las estrategias más adecuadas para lograr una nutrición correcta, sin gastos excesivos, con los nutrientes exactos y una medición del rendimiento que aún no llega a los estándares internacionales.
El primer punto es poder identificar si estamos ante sistemas que son ineficientes, que no están correctamente ordenados. Incluso, es posible que ni el propio dueño sepa que lo son y no puede identificar el origen de esas pérdidas. Es por eso que, desde este enfoque hacia una nutrición animal eficaz, se habla de programas. De sistemas completos que van más allá de la dieta puntual y buscan optimizar todos los recursos para lograr una producción ganadera rentable, sustentable y con proyección de futuro.
Ventajas y desventajas del maíz seco entero y partido
“La realidad es que ambas opciones son óptimas. Todo depende de poder determinar en qué condiciones estamos utilizando el grano. Existe un método de procesamiento para cada situación y para cada empresa. En tal sentido, la mejor estrategia es adaptarse a cada necesidad. Asimismo, hay algunos enunciados que ya no necesitan ponerse a discusión, como el hecho de que el grano procesado mejora la digestión. Ahora bien, es fundamental analizar también si ese grano partido contribuye a lograr una mejor digestión y, por ende, una mayor eficiencia económica a largo plazo” explica Riffel.
“Por el contrario, si tomamos un grano de maíz entero – y dependiendo del tipo de maíz – tenemos que interpretar si ese partido del grano seco va a mejorar la respuesta animal y, sobre todo, si va a mejorar la respuesta económica. Entonces cuando uno da grano de maíz entero, por ejemplo, y usa maíz dentado, las diferencias son prácticamente inexistentes desde el punto de vista de la respuesta animal o, en el mejor de los casos, puede haber una diferencia de dos o tres por ciento a favor del partido. Cuando nos vamos al maíz del tipo anaranjado duro – que tiene un endosperma un poquito más difícil de digerir – ese maíz tiene una diferencia a favor del partido que va entre un 3 y un 5%”, destaca el entrevistado.
Lo más importante es poder distinguir perfectamente en qué tipo de dieta y con qué componente estamos mezclando. Es fundamental sumar el efecto fibra a esta ecuación, porque al variar un método de procesamiento con las condiciones inherentes a cada campo, lugar, clima, edad del animal (siempre hablamos de un adulto de 500 kilos o más) y demás variables, se obtienen resultados diversos.
Utilización del grano húmedo de maíz
De la misma manera que cada productor debe hacer un análisis técnico y económico de su propio caso y evaluar si está siendo lo más rentable posible, en cuanto al grano seco partido o entero, vemos que esto también se traslada al grano húmedo.
En tal sentido, este tipo de sistema es muy sencillo de implementar en Argentina y a un muy bajo costo. De hecho, el grano húmedo tiene mejoras notables respecto del grano seco entero o seco partido. Es más, creo que hoy este método de procesamiento es el que mejor podemos usar en Argentina, sobre todo en aquellas empresas que producen su propio alimento o que están integradas con la agricultura.
La utilización del grano húmedo tiene grandísimas ventajas agronómicas y nutricionales. Es fundamental la fibra y la humedad que contiene el marlo, sobre todo en su madurez fisiológica – que, para los para los híbridos de Argentina, es 30% humedad a partir de ese momento y hasta la madurez comercial del grano en la planta, donde no solo pierde humedad, sino que también pierde peso seco de 1000 granos. Esto se debe a que hay un proceso de vida que continúa; un proceso respiratorio en donde la planta sigue trabajando y hay una pérdida de peso de grano seco. Esa pérdida rinde menos a nivel de lote porque hay una pérdida de peso en los granos en la medida que vamos de 30% de humedad hasta la madurez comercial, que varía según la zona del país. Entonces durante ese proceso hay pérdida de material, lo cu al indica que, a nivel de lote, el grano húmedo rinde más que el grano seco. Esta sería la primera ventaja agronómica. Es decir, tengo mayor cosecha de grano por lote, entre un ocho por ciento más de rinde y – según algunos trabajos americanos – ese porcentaje podría incrementarse hasta el 15%.
Pero, ¿qué ventaja tiene ese grano húmedo respecto del grano seco? Básicamente que ese grano húmedo conserva dentro de la matriz proteica los granos de almidón y los deja menos digeribles. Si en ese momento cosechamos y partimos el grano estamos desprotegiendo a ese grano de almidón de esa matriz proteica y eso mejora la digestión ruminal y post ruminal. Estudios del INTA demuestran, de hecho, que el grano húmedo partido mejora un 14% respecto al seco partido y un 18% respecto al mismo material seco.
Eficiencia de conversión con grano húmedo de maíz
“Cuando tenemos granos húmedos, lo que típicamente se espera es una baja en el consumo con respecto a los granos secos, ya sean partidos o no. Si lo que buscamos exclusivamente es mejorar la ganancia de peso, posiblemente con el grano húmedo únicamente, a veces, no lo logremos. Es decir, la mejora a la conversión viene por una disminución de consumo, pero, a la vez, por un aumento de la ganancia de peso. Las dos cosas sobre los dos aspectos. Siempre recordamos que la eficiencia de la conversión sucede porque es la que define el costo del kilo producido. Entonces es mucho más importante mejorar conversión que mejorar ganancia” amplía Riffel.
Manejo del nivel de proteína según el tipo de grano a utilizar
Partiendo de que el maíz entrega aproximadamente un 8 por ciento de proteína, vemos que tiene una degradabilidad bajísima y era proteína pasante se agradan 20-25% el resto pasaba bien. Notamos ahora que en Argentina se desperdician grandes cantidades de proteínas. El requerimiento proteico para la terminación de los animales se da, aproximadamente, a los 11 puntos y es ahí donde encuentran la mejor respuesta en términos de conversión. El animal no come porcentaje de proteína, sino que come gramos de proteína.
En este punto es importante apuntar que, además de las proteínas necesarias, se requiere la inclusión de suplementos en las premezclas para alcanzar una dieta que tenga una correcta suma de ingredientes (calcio, sal, potasio, magnesio, microminerales, vitaminas, aditivos). Cargill ha desarrollado para esta necesidad ROC, una tecnología completamente nueva, creada en EE.UU. para responder a las necesidades de productores y feedlots, que ofrece múltiples ventajas frente a las harinas y pellets conocidos hasta el momento.
Hace algunos años los productores de carne vacuna en EEUU empezaron a plantear la necesidad de modificar el porcentaje de inclusión de suplementos en las premezclas. Anteriormente, cuando se utilizaba proteína verdadera, se empleaba entre un 5 y un 10% de inclusión. Con el auge de la industria del etanol y la disponibilidad de burlanda y de gluten húmedo como fuente de proteína e ingredientes típicos ahora en los feedlots ya no se necesita ese porcentaje de inclusión. Pero para generar un pellet convencional se necesita al menos un 50 – 60% de materia orgánica, y como mínimo un 5 – 6% de inclusión para producir un pellet de estas características.