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Los efectos de la sequía empiezan a sentirse

La economía argentina se contrae. Luego de un 2022 con crecimiento considerable, la falta de reservas, la sequía y el proceso electoral complejizan el panorama macroeconómico.

La actividad económica se contrae en Argentina, en el marco de la sequía de los últimos tres años, el proceso electoral y la alta inflación. Si bien la recuperación post-pandemia fue acelerada y se pudo mantener durante el año 2022 con tasas de crecimiento considerables, aparecen signos negativos con una fuerte reducción de las tasas de crecimiento interanual en los últimos dos trimestres. Asimismo, se destaca una escalada inflacionaria que no se observaba desde finales de los ochenta y una pérdida de reservas que ejercen presión sobre el tipo de cambio oficial a través de la brecha cambiaria.

Por su parte, el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) registró en mayo una caída interanual de 5,5%, la caída más importante desde octubre de 2020 (-7,3%). No obstante, en octubre de aquel año el sentido era el inverso: estábamos saliendo de la recesión ocasionada por la pandemia cuyo valle se dio en abril de 2020, y partir de entonces se registraron recuperaciones mes a mes.

Luego de un 2021 con una recuperación acelerada y un 2022 de consolidación del crecimiento, llegamos a 2023 con algunos signos de agotamiento. Con una recuperación en enero del 2,7% interanual, que no pudo consolidarse, en febrero no se registraron variaciones en el nivel de actividad que fue seguido por un leve aumento en marzo y finalmente abril registró una caída i.a. de 4,4% para que luego mayo reafirmara esta tendencia.

Este resultado es explicado principalmente por la dramática caída en el sector de Agricultura, Ganadería, Caza y Silvicultura cuya disminución fue del 43,8% con relación al mes de mayo del año anterior que, con una ponderación del 8,1% en el índice, explica aproximadamente el 3,5 p.p. de la caída total. Esto se debe principalmente a la caída en la producción de cereales y oleaginosas causadas por la grave sequía de este año, algo que no ocurría desde la campaña 88/89. Pesca y Electricidad, Gas y Agua fueron los otros dos sectores que contribuyeron en mayor medida a la caída (22,6% y 6,6%, respectivamente), mientras que Explotación de Minas y Canteras en conjunto con Hoteles y Restaurantes lideraron los incrementos (5,3% y 4,1%, respectivamente).

El impacto de la sequía comenzó a manifestarse a finales de 2022 y principios de 2023, no obstante, el arrastre de los demás sectores hizo que se registraran aumentos en el PIB para el último trimestre del año pasado y el primero del presente año, aunque con una gran desaceleración en su evolución.

Como mencionáramos en esta nota, el porvenir de la economía Argentina en el corto plazo está ligado estrechamente a la disponibilidad de divisas, de tal forma que el costo de mantener la actividad económica, la administración del tipo de cambio y el repago de deuda a organismos internacionales en los primeros seis meses del año fue de más de u$s 16.600 millones de reservas internacionales, un guarismo de tal magnitud nunca se había registrado en los últimos veinte años.

Este drenaje de reservas deja al central en una posición comprometida, ya que sus reservas internacionales (RRII) brutas se ubican en torno a las u$s 24.000 millones, mientras que las netas se encuentran en terreno negativo. Las presiones que este hecho ejerce sobre el tipo de cambio atentan contra el objetivo de crawling-peg en torno al 6,5% mensual que viene llevando a cabo el BCRA, por lo que desde el ministerio de Economía se implementaron nuevas medidas económicas, de las cuales resaltamos una nueva instancia del PIE que incluye maíz y una devaluación fiscal a través de la implementación de impuestos a la importación de casi todos los bienes y servicios.

Estas medidas podrían tener un impacto directo sobre la actividad a través de la industria manufacturera, cuya participación en el EMAE es de 18,9%, por lo que constituye el sector más importante del índice. Este sector ya registró una caída mes a mes respecto de junio, con una tendencia cuyo crecimiento se está desacelerando, lo que podría indicar que se alcanzó un máximo local de actividad.

Además, esta devaluación diferencial tendrá efectos en la cotización local del maíz y, por lo tanto, en la carne, sector en el que es uno de los insumos más importantes. Ello impactará directamente en la canasta de consumo de los argentinos, por lo que puede esperarse una merma en el consumo, otro sector muy importante del índice de actividad (12,4% de participación).

En lo inmediato, la economía se moverá al compás de las elecciones primarias, que influirán en gran medida como serán los próximos meses en materia macroeconómica.

Fuente: BCR

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