Marcelo Torres, titular de la entidad, destacó en diálogo con Agroempresario.com la importancia de esta práctica agrícola sostenible, que puede ayudar a proteger el medio ambiente.
La siembra directa es una práctica agrícola que consiste en sembrar las semillas directamente sobre el suelo sin labranza. Esto se logra mediante el uso de implementos agrícolas especiales que cortan el rastrojo del cultivo anterior y la depositan en el suelo, creando una capa de cobertura que protege el suelo de la erosión y mejora su fertilidad.
El presidente de AAPRESID señaló que la siembra directa tiene numerosos beneficios, entre ellos:
– Reduce la erosión del suelo.
– Mejora la retención de agua en el suelo.
– Incrementa la actividad biológica del suelo.
– Reduce la contaminación del agua y del aire.
– Reduce el uso de fertilizantes y pesticidas.
– Aumenta la producción de los cultivos.
Torres destacó que Argentina es líder en el nivel de adopción de siembra directa en el mundo, junto con Brasil, Paraguay y Uruguay. En la región hay un alto nivel de uso de siembra directa respecto del resto del mundo y eso nos posiciona muy bien. Es una gran oportunidad para la región tener tanta superficie.
En cuanto a las políticas gubernamentales, Torres señaló que es necesario fomentar y apoyar la agricultura en siembra directa en Argentina. Para ello, es necesario:
– Reducir la presión fiscal sobre la agricultura.
– Eliminar los cupos a la exportación.
– Dar previsibilidad a los productores.
– Promover la agricultura argentina en el mundo.
Marcelo concluyó señalando que la siembra directa es el primer paso para una agricultura más sustentable. Es una práctica que nos permite conservar el suelo, el agua y la energía, y nos ayuda a proteger el medio ambiente.
Desafíos presentes y futuros para la agricultura en siembra directa
Marcelo Torres, Presidente de AAPRESID, identificó los siguientes desafíos presentes y futuros para la agricultura en siembra directa:
– Agregar a la siembra directa rotación de cultivos, uso de cultivos de servicio y tener el campo verde la mayor cantidad de tiempo posible.
– Producir alimentos, fibras y energía con baja huella de carbono y ambiental.
– Medir la huella de carbono en la región.
– Trazar un camino junto con la agroindustria para llegar al consumidor.
Torres señaló que estos son desafíos importantes, pero que están trabajando para superarlos. AAPRESID tiene cuarenta grupos regionales o más, adoptando estos modelos y adaptándolo a cada realidad productiva.