“Hace 41 años que somos contratistas forrajeros. Tenemos 6 picadoras Jaguar y sumamos a la 990 serie 499 Terra Trac con el objetivo de aumentar las capacidades individuales de trabajo, pero especialmente con el fin de acompañar a nuestros clientes que hace 20 o 25 años que vienen haciendo siembra directa y necesitan frenar la sobrecompactación de los lotes”, dijo Patricio Aguirre Saravia, de una firma prestadora de servicios forrajeros que, desde Carlos Casares, provincia de Buenos Aires, trabaja unas 15.000 hectáreas por campaña en todo el país.
Durante su paso por el stand de Claas en la Exposición de Ganadería, Agricultura e Industria nacional donde se exhibe la nueva picadora equipada con el imponente cabezal Orbis 900, Aguirre Saravia hizo hincapié en las prestaciones del equipo que se lanza en Argentina y que gracias a su sistema de rodaje Terra Trac ejerce 0.6 bares de presión sobre el suelo, un 66% menos que una rueda.
La Jaguar 990 Serie 499 Terra Trac está equipada con un motor Man 2862, Tier V, V12, con una potencia de 925 CV que cumple con las normas más avanzadas de polución a nivel mundial. “Tiene 80 caballos más que la 980, que es la más grande disponible. Nosotros buscamos ir a una velocidad que nos permita usar el 100% de la capacidad de digerir las toneladas por hora. Con este equipo vamos a tener un mix entre potencia y velocidad que nos va a permitir sumar un 20 o 25% de productividad”, especificó el contratista.
Además de prestar un servicio diferencial a los clientes a la hora de frenar la compactación de los suelos, Aguirre Saravia destaca otras razones: “queremos cuidar la máquina y al maquinista, porque los terrenos donde desde hace muchos años se hace siembra directa no están parejos. Y estar 12 o 14 horas arriba de una máquina de estas, entre los golpes, no es muy sano. Al tener un chasis mucho más largo y una pisada diferente hace que la máquina se cuide mucho más. También se logra más estabilidad de trabajo con el cabezal”.
“Siempre nos gusta estar avanzando y afortunadamente Claas nos acompaña en las locuras”, dice Aguirre Saravia. “Queremos medir y que nos midan en términos de compactación. En cosecha y en tractores las orugas se está usando hace muchos años. Creemos necesario sumar la actividad forrajera al cuidado del suelo”, acotó.