En una primera instancia y para simplificar se pueden definir dos situaciones distintas:
- Siembra de praderas en ambientes agrícolas
- Siembra de praderas en ambientes no agrícolas
Los principales supuestos serían:
- Lotes que se adaptan a la siembra en directa
- Un cultivo agrícola inmediato anterior a la siembra de la pradera
- Las siembras serán casi siempre en otoño
Planificación
Durante septiembre-octubre hay que definir el lote a utilizar. Evaluar si hay presencia de gramón, raigrás anual semillado y otras malezas no controlables una vez implantada la pastura.
También hay que definir el cultivo antecesor, que debería cubrir ciertos requisitos:
cama de siembra firme; liberación temprana del lote, volumen de rastrojo manejable, control adecuado de malezas en cultivo, no uso de herbicidas residuales en el antecesor.
Las principales opciones son:
- Maíz para silaje: no utilizar maíces IMI.
- Soja de pastoreo: mucho cuidado con el pastoreo, se recomienda realizar corte y enrollado del último pastoreo.
- Soja de cosecha: debe ser de ciclo corto, es muy importante la fecha de cosecha. Se recomienda hacer rollos de la “cola de la cosechadora”.
- Girasol: no utilizar girasoles IMI, se recomienda un buen trabajo con rolos para distribuir bien los rastrojos y disminuir evaporación del suelo.
- Rastrojos de cultivos de cosecha fina: evaluar el volumen de rastrojo y la posibilidad de manejo con la sembradora.
Análisis de suelo
Es muy importante conocer esta información previa a la siembra para establecer la estrategia a seguir desde el punto de vista nutricional (fertilización) para la implantación y productividad de la pastura.
El pH del suelo tiene influencia principalmente en lo referente a disponibilidad de nutrientes (relación entre fósforo disponible y pH). El pH óptimo para el desarrollo de las especies forrajeras oscila entre 6 y 7 (pH neutro). Hay especies que se adaptan a gran amplitud de pH, por ejemplo la Festuca alta produce bien desde 4,5 a 9,5 de pH.
Las condiciones físicas del suelo (textura, profundidad del horizonte) son otros de los factores que pueden hacer variar la productividad de las distintas especies. La baja permeabilidad y un deficiente drenaje limitan seriamente el desarrollo de algunas especies como la Alfalfa, el Rye grass, etc. Otras especies como el Agropiro alargado o la Festuca alta se adaptan a condiciones de anegamiento temporario.
Fecha de siembra
Existen algunos aspectos relacionados con la fecha de siembra que son netamente zonales. Es lógico que la fecha de siembra ideal en Entre Ríos sea más tarde que en el sudoeste de Buenos Aires. Lo más importante es considerar que, al atrasarse la fecha de siembra respecto de lo aconsejado, el porcentaje de logro de plantas será menor, y con ello la perennidad de la pastura se verá afectada.
Una buena fecha de siembra es aquella en la que encontramos una temperatura del suelo cercana a los 15º C (favorece el rápido desarrollo de las plántulas) y buenas condiciones de humedad.
A medida que el vigor de implantación de las especies sembradas es menor, más drástico para la pastura será el atraso de la fecha de siembra. A su vez, siembras muy tempranas en algunas regiones, como el norte de la provincia de Buenos Aires, pueden determinar un alto número de plántulas muertas por altas temperaturas.
Debemos conocer cómo es la distribución de las precipitaciones ya que a medida que nos atrasamos con la siembra, en ambientes continentales, nos exponemos a mayor probabilidad de falta de lluvias otoño-invernales.
Mezclas forrajeras
Es importante definir con anticipación la mezcla forrajera.
En ambientes agrícolas, sin riesgo de encharcamientos, las opciones podrían ser:
· Praderas base alfalfa
Alfalfa + Trébol Blanco + Festuca mediterránea + Cebadilla + Pasto Ovillo.
Mientras que, en ambientes agrícolas con riesgo de encharcamiento:
· Praderas base festuca
Festuca continental + Cebadilla + Trébol Rojo + Trébol Blanco.
En ambas situaciones, con menor expectativa de duración:
· Praderas de rotación corta
Bromus perenne + Trébol rojo + Trébol Blanco + Achicoria.
En ningún caso usar especies anuales en mezcla con praderas perennes.
Principales puntos a tener en cuenta para la elección de los cultivares de forrajeras:
Alfalfas
Selección por sanidad y producción. Según objetivo de producción es importante el grado de latencia invernal.
Festuca
Para siembras con alfalfa se puede utilizar Festucas mediterráneas; en otras consociaciones usar Festucas continentales, priorizando calidad de hoja.
Realizar análisis de festucosis en semilla previo a su compra.
Pasto Ovillo
Seleccionar por sanidad de hoja, ciclo y producción.
Cebadilla, Trébol blanco y Trébol rojo
Seleccionar según perennidad, ciclo y producción.
Es básico tener claro el objetivo de plantas a lograr, para lo cual hay que diferenciar entre siembras de especies puras y consociadas.
También es preciso distinguir entre ambientes agrícolas, donde se busca lograr más plantas por m2 (400 a 500 pl/m2), respecto de ambientes con limitantes edáficas o climáticas.
Alfalfas puras: stand óptimo 300 pl/m2
Leguminosas consociadas: 150-200 pl/m2
Gramíneas consociadas: 150- 200 pl/m2
A partir del peso de mil semillas se pueden calcular las densidades de siembra en kg/ha, teniendo en cuenta el valor cultural y el coeficiente de logro indicativo de las distintas especies forrajeras. (Fuente: Forratec)