Transformación digital: Presentamos nuestro especial de tecnología

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“Uno empieza a envejecer, a quedarse afuera del mercado, cuando no puede adaptarse a los cambios de la era digital, que son repentinos, fuertes, casi volantazos de 180 grados, en cortos lapsos de tiempo”, comentó Franco Bonis, presidente de la Cámara Argentina de Comercio Electrónico. La frase puede describir de forma sintética y gráfica las implicancias de la transformación digital de las empresas.

Sobre todo, durante la pandemia, el concepto ha cobrado especial relevancia en los últimos años. No obstante, vale hacer la salvedad, por un lado, existe el “hacer digital” y, por otro, el “ser digital”. Según Bonis “hay empresas que hacen digital porque reemplazan un fax por celulares y WhatsApp. Sin embargo, esas solamente son herramientas. La transformación digital implica pensar los productos para ese ecosistema”.

“La transformación digital es cultural. Lo primero que hay que entender es que el producto físico sometido a presión digital se convierte en servicio. Ningún consumidor digital consume productos. La gente prefiere pagar Netflix en lugar de descargar contenidos de páginas piratas porque funciona velozmente, se puede ver desde cualquier lado y es seguro”, apuntó.

Para el especialista, el internet de hoy en día se ha convertido en una superposición de capas de servicio debajo de las cuales queda el producto. En pleno boom del comercio electrónico, lo que prima no son los objetos vendidos, sino el concepto detrás de las transacciones y la celeridad de la entrega. “Antes, la gente compraba grandes bultos como heladeras o computadoras. Sin embargo, hoy se compran cosas cotidianas como los pedidos en aplicaciones de Delivery. Al mismo tiempo, los usuarios van madurando y se ponen más exigentes, por eso las ventas que más salen en, por ejemplo, Mercado Libre, son aquellas que anuncian plazos de entrega en 24 horas”, dijo Bonis.

Con respecto a este punto, el presidente de la CACE aclaró: “La ansiedad es parte de esta nueva generación, de la vorágine del día a día. También es parte de estas nuevas generaciones escapar del contacto social con gente que no conoce o no quiere, por lo que prefieren no tener un local a la calle”.

No obstante, desmintió la idea de que pueda ser más económico: “Por un lado, la pauta publicitaria online abre al juego a todos. Todos podemos participar. Sin embargo, la base de esa pauta es en dólares, lo que la encarece un poco. Además, vender por internet implica contar con un inmueble a modo de depósito para acopiar productos. El negocio de internet implica muchos microservicios que funcionan como las plataformas de streaming. Son baratos por separado, pero en el conjunto son carísimos”.

A este conjunto de variables se suma además el nuevo boom de las soluciones basadas en Inteligencia Artificial. “Todavía es un diamante en bruto que hay que ir puliendo. Es un negocio nuevo que hay que ir puliendo. Sin embargo, traerá una nueva distribución de tareas y, seguramente, nuevos modelos de negocio y profesionales que brindarán servicios relacionados con esta tecnología”, explicó Bonis.

A lo largo de este nuevo número de nuestra edición impresa, abordaremos algunos casos de las empresas que son referentes del sector en la ciudad y la región.

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