El clima sigue siendo la variable menos predecible del campo argentino tanto en agricultura como en ganadería. En 2015 se confirmó que se está bajo las características de un año “Niño”, que según los especialistas aumentará la cantidad de precipitaciones de agua y posibles tormentas. Frente a esta situación se vuelve a pensar en cómo los ingenieros agrónomos pueden trabajar la producción agropecuaria buscando certezas ante estos escenarios.
“Los suelos locales desde hace décadas se encuentran sometidos a un tipo de agricultura con escasa rotación de cultivos (carentes principalmente de gramíneas), con alta preponderancia de soja, baja reposición de nutrientes y pobres condiciones superficiales de rugosidad y cobertura, que los someten a un estado de desprotección frente a lluvias extremas y resistencia a escurrimientos rápidos y caudalosos”, afirmó el ingeniero agrónomo Sergio Montico, integrante de la Cátedra de Manejo de Tierras de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNR. En tal sentido, continúo diciendo que además “existe una baja proporción de ganadería extensiva bovina la cual comienza a recuperar espacio en la región, pero que aún no logra intervenir de forma decisiva en la actual dinámica hídrica. En general, prevalecen sistemas productivos simplificados y muy especializados en pocos comodities que transforman al territorio, en un espacio sumamente vulnerable desde la dimensión social, económica y ambiental”.
Por su parte, el ingenieroagrónomo Martin Silva Rossi, asesor profesional en la zona de la cuarta circunscripción, agrega: “Al norte y al este de Venado Tuerto, los suelos presentan un exceso hídrico con condiciones de saturación a partir de los 40 ó 60 cm, en las mayoría de los casos, bajo estas condiciones la ocurrencia de precipitaciones normales de primavera, provocaría condiciones de anegamiento en una gran proporción de las tierras. Las bajas precipitaciones ocurridas en los meses de septiembre y octubre vienen atenuando esta situación”. Desde el norte de la provincia de Santa Fe, el ingeniero agrónomo Luciano Nicolas Mieres, becario en Investigación y Experimentación en Manejo de Suelos en Sistemas Mixtos y miembro del laboratorio de Suelos, Agua y Vegetales de la Estación Experimental Reconquista del INTA, ofrece una mirada alentadora de lo que son los cultivos y la situación con la lluvia caída: “En el norte de la provincia las lluvias se están presentando con gran frecuencia. Si bien los volúmenes son importantes en cantidad y las acumulaciones mensuales superan las medias, todavía no se generaron excesos muy importantes como en otras campañas”.
El doctor en Ciencias Meteorológicas (Universidad de Buenos Aires) y director científico de la Guía Estratégica para el Agro (GEA), José Luis Aiello afirmó que el Niño está decididamente instalado, tiene una intensidad entre fuerte y moderada y seguirá hasta por lo menos abril del 2016: “Es claro que la campaña gruesa 15/16 se desarrollará con un Niño de las características anteriores. El cambio climático modificará la frecuencia de aparición, o sea, habrá más casos de años con calentamiento en las aguas superficiales del Pacífico, pero el efecto de cada Niño depende de su acople con factores regionales (bloqueos, intensidad de flujos de humedad, frecuencia de entradas de frentes meteorológicos y otros). El hecho de un aumento de apariciones de El Niño es beneficioso para la agricultura nacional. El evento no deseado es La Niña”, asevera el doctor en Ciencias Meteorológicas.
El director del GEA explicó que “El “Niño” no es lo único para comprender las lluvias, hay otros índices y efectos regionales que dependen del Atlántico y de mecanismos dinámicos de la atmósfera. Estos pueden incrementar o amortiguar el efecto “Niño” y son fenómenos no pronosticables.
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