Un total de 73 mil toneladas equivalente res con hueso fueron embarcadas en el mes, volumen similar al registrado en enero que también había resultado elevado, para la época del año. Usualmente los dos primeros meses del año no son períodos de fuerte nivel de embarques para Argentina.
Esto responde a la alta concentración de ventas con destino China, país que durante este tiempo no suele estar muy activo en el mercado producto del impase comercial que se genera durante las festividades del año nuevo lunar, las cuales suceden entre mediados de enero y principios de febrero de cada año.
Sin embargo, este año China siguió comprando a un ritmo muy sostenido durante ambos meses. Los datos de salida desde Argentina muestran compras por unas 55 mil toneladas mensuales (equivalente carcasa), un 22% más que lo registrado a igual fecha del año pasado.
Claramente, las necesidades de abastecimiento de carne vacuna por parte de China son crecientes. De acuerdo a las últimas proyecciones del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), la necesidad de importación de carne vacuna ascendería este año a 3,5 millones de toneladas, lo que supone el mayor número antes registrado por el gigante asiático.
En este sentido, la irrupción de la Peste Porcina Africana (PPA) a mediados de 2018 aceleró en cierto modo el cambio de dieta que se venía gestando muy lentamente, a raíz de la necesidad de cubrir de manera inmediata el faltante de carne de cerdo con otras fuentes de proteína animal. Así la carne vacuna registró un importante crecimiento en su consumo per cápita, pasando de 5,5 a unos 7,5 kg/hab/año en el último lustro, con una preferencia cada vez más marcada a la incorporación de cortes de mayor calidad.
Este año, tras la finalización de las restricciones impuestas por su política de “Covid cero” anunciada a fines de diciembre pasado, China experimentó un resurgimiento sorprendente no solo en la circulación de personas especialmente durante el “Año Nuevo”, sino también en los indicadores de reactivación económica que comenzaron a revisarse al alza.
Sin embargo, esta impresionante circulación de personas y alimentos frescos que se produjo durante este tiempo también trajo aparejado el despertar de la aun latente PPA. De acuerdo a los pocos datos que se conocen al momento, al menos 18 de las 31 regiones del país presentaron resultados positivos, con una escalada de casos que en tan solo un mes equiparon los registrados en todo el 2022. Ante la inminente alerta que despierta la expansión de esta enfermedad, se ha reanudado -como primera reacción de los productoresel sacrificio masivo de animales sospechosos.
Al igual que lo sucedido en 2019, la matanza anticipada de cerdos para evitar una mayor propagación dentro de las granjas, genera una sobreoferta de carne porcina en el mercado local que, en el corto plazo, debilita los precios de la carne de cerdo al tiempo que restringe el techo para el resto de las proteínas de origen animal, en especial para la carne vacuna que viene inmersa en una tendencia bajista por más de medio año.
Las cifras de importación correspondientes al primer bimestre del año dadas a conocer por la Administración General de Aduanas de ese país arrojan unas 423 mil toneladas de carne vacuna, lo que representa un aumento del 37% respecto de lo importado un año atrás, afectado en aquel entonces por la ausencia de Brasil debido al anterior caso de vaca loca. Sin embargo, en valores, los USD 5.300 promedio registrados por tonelada importada el último mes marcan una caída del 18% interanual, y de más del 26% si lo comparamos con los USD 7.100 por tonelada registrados en julio pasado.
En adelante, se abren dos escenarios. En lo inmediato, el reingreso de Brasil como principal proveedor de carne vacuna sumado a la sobreoferta de carne de cerdo doméstica a causa de la PPA, mantendrán al mercado chino ampliamente abastecido, generando condiciones poco favorables para una recuperación de los valores, escenario que, en el caso de Argentina, se torna aún más pesado ante la elevada oferta de vacas que sigue recibiendo la industria local a causa de la seca.
Sin embargo, hacia el mediano plazo y dependiendo del alcance de estos nuevos brotes de la enfermedad, así como de la magnitud que alcance la liquidación porcina, el mercado chino podría llegar a sufrir nuevamente un bache de oferta de carne de cerdo, en especial cuando la demanda mejore en la segunda mitad del año. Aunque a priori no se percibe tan grave como en 2019 dadas las mejores condiciones de higiene y seguridad en las que se produce actualmente, analistas locales estiman que estos nuevos brotes de PPA podrían reducir la producción de cerdo en más de un 10%, lo que podría significar una pérdida de más de 5 millones de toneladas de carne porcina.
Si esto sucede, el mercado se verá nuevamente obligado a suplir este faltante con mayores importaciones de carnes, entre ellas de carne vacuna con la consecuente apreciación de valores.
Para nuestro país, la irrupción de la PPA en 2019 implicó un incremento de las compras chinas del 70% respecto de los volúmenes que venía comprando hasta 2018 y un incremento de los precios de más del 20% en el promedio anual, alcanzando hacia fines de aquel año valores máximos de USD 5.500 por tonelada, como promedio mensual.
Actualmente, los valores medios de lo todo lo embarcado a este destino se ubican un 40% por debajo de aquellas marcas.