Siendo 2023 un año electoral, podría esperarse una mayor cantidad de obra pública en comparación con los anteriores. Sin embargo, para Ricardo Griot, presidente de Grupo PECAM, “la situación es bastante extraña”, dado el fuerte deterioro de los contratos a raíz de la acelerada inflación argentina. Por otro lado, la falta de ciertos insumos y herramientas, producto de las restricciones sobre la importación, termina por generar cuellos de botella que ralentizan los procesos de construcción.
“Con una inflación del 100%, no hay ninguna fórmula matemática que refleje la realidad y no implique readecuar los contratos permanentemente”, sostuvo Griot en CNN Radio Rosario. Por otro lado, indicó que las constructoras pueden estar acostumbradas a esperar pagos, sin embargo, “en este contexto, si el contrato no da por el deterioro inflacionario, la obra se para automáticamente”. No obstante, aclaró: “Es difícil parar obras. Muchos empiezan ralentizándose, pero finalmente terminan parando”.
En cuanto a las licitaciones, subrayó: “Todo contrato debe ser renegociado permanentemente o readecuado. El Estado, en algunos casos tiene herramientas. Por caso, en San Juan se habilitó una ley para que el ejecutivo pueda aumentar los contratos de un 20 a un 30% además de la fórmula de ajuste acordada inicialmente”.
“Hoy, las licitaciones salen con precios altos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que en seis meses ya se acumula una inflación del 50%. A eso, deben sumarse las complicaciones con los pagos. Con inflación de 7 u 8 puntos mensuales, el riesgo es demasiado alto y las empresas terminan pagando siempre”, comentó, Griot.
Más allá del proceso inflacionario, el presidente de PECAM puso el foco en las restricciones para importar. “La industria de la construcción tiene un mayor componente nacional, pero cierto equipamiento es importado y no todo tiene sustitución. Al no poder importar, hay serios problemas para evolucionar y crecer. En Argentina se producen algunos equipos, pero a valores que no son los del mercado”, explicó.
Profundizando aún más en esta cuestión, subrayó una “paradoja argentina”. El empresario sostuvo que, pese al contexto, el sector de la construcción recibió una buena cantidad de inversiones, principalmente dirigidas a protegerse de la pérdida de poder adquisitivo. Sin embargo, “hay una demanda importante de algunos insumos, pero no hubo inversión ni proyección en los últimos años, entonces se producen cuellos de botella”.