De acuerdo a las mediciones realizadas por el Sistema de Información sobre Sequías para el Sur de Sudamérica (SISSA), la situación al 10 de enero muestra que cerca del 50% del territorio nacional se encuentra bajo diferentes grados de sequía, algo que, en términos de stock ganadero involucraría al 80% de los 54,4 millones de cabezas que componen el rodeo nacional.
Vale mencionar que las categorías de sequía que utiliza el SISSA para su monitoreo se calculan en base a percentiles de precipitación acumulada tomando como período de referencia los 35 años comprendidos entre 1982 y 2016 inclusive. En base a estos percentiles, se asigna una categoría de sequía según las especificaciones del United States Drought Monitor que indican cuatro grados de sequía de severidad creciente, anaranjado claro “sequía moderada”, anaranjado “sequía severa”, rojo “sequía extrema” y finalmente bordó “sequía excepcional”. En tanto que, las áreas coloreadas en amarillo indican condiciones “anormalmente secas”, las cuales no se considera propiamente sequía, sino que refieren a áreas que pueden estar entrando o recuperándose de condiciones secas.
Por lo tanto, las tres categorías más críticas dentro de esta clasificación van desde “sequía severa” a “sequía extrema” y “excepcional”.
Como se puede observar, para algunas zonas del noroeste del país se trata del tercer período consecutivo de seca, por lo que no solo el déficit acumulado es lo que actualmente golpea severamente a estas provincias sino también la prolongación en el tiempo es lo que actualmente está generando la mayor severidad. Esto hace que muchos cursos de agua, ríos, arroyos y lagunas que normalmente abastecen las aguadas naturales de estos campos se hayan ido secando por completo provocando un incremento acelerado de la mortandad de hacienda en esas zonas.
Actualmente las provincias con mayor proporción bajo situación crítica- esto es sequía ‘extrema’ a ‘excepcional’- son Chaco (58%), Salta (46%), Santiago del Estero (37%), Formosa (33%) y Jujuy (23%) contra un promedio del 12,5% a nivel nacional.
Sin embargo, si ampliamos el análisis al área que se encuentra bajo condición de sequía ‘severa’, se incorporan provincias del área central como Entre Ríos, Santa Fe y Buenos Aires con más del 50% del territorio provincial afectado. En efecto, son precisamente estas provincias del área central -sumada también Córdoba- las que concentran el 65% del rodeo nacional y su evolución resulta determinante en índices como, como preñez, destete o incluso mortandad, a nivel país.
En este sentido, al ponderar el área total afectada por el stock ganadero registrado por provincia según el último dato publicado por el SENASA (Stock al 31 de diciembre de 2021), la distribución cambia significativamente. Bajo este cálculo, Buenos Aires concentra cerca de 10 millones de animales bajo áreas afectadas, una cifra semejante se encuentra localizada entre las provincias de Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba mientras que algo más de 6 millones de animales son los que actualmente están sufriendo las peores condiciones de sequía en las provincias del noroeste y noreste del país.
En concreto, a nivel nacional prácticamente la mitad del stock ganadero (48%) se encuentra en áreas afectadas por la sequía, lo que representa unos 26 millones de cabezas bajo riesgo.
Los efectos que dejará esta seca aun resultan muy difíciles de calcular puesto que esta fase climática aún no se ha dado por concluida. En efecto, en uno de los últimos informes GEA (Guía Estratégica para el Agro) de la Bolsa de Comercio de Rosario se menciona que el calentamiento de las aguas del Océano Pacífico está yendo a un ritmo más lento que lo que se proyectaba. La predicción que integra los 12 de los modelos más consultados del mundo muestra aun para febrero y marzo lluvias inferiores a lo normal en Argentina, algo que estaría posponiendo el escenario de recuperación de reservas previsto inicialmente para febrero.
De concretarse estos pronósticos, los efectos que hoy ya se están viendo reflejados zonalmente en una mayor mortandad de animales, podrían terminar incidiendo de manera más significativa en los índices a nivel país. Solo a modo de referencia, tan solo 1 punto adicional sobre la tasa promedio de mortandad de animales (2,0% a 2,5% anual), implicaría unos 500 mil animales menos en el stock.
Lamentablemente, ante este escenario de escasez generalizada de recursos forrajeros, la forma de minimizar la mortandad de animales, especialmente de las vacas recién paridas, es anticipar los destetes, impacto que se podría estimar en unos 20 a 30 kilos menos por ternero logrado. Otra de las vías para intentar acotar la pérdida es enviar a faena toda la hacienda flaca con escasa posibilidad de supervivencia, algo que también reduce la cantidad de kilos de carne que se estarían dejando de incorporar.
Por tanto, cualquiera sea el paliativo que intente aplicarse ante esta desesperante situación, el impacto a nivel productivo resulta inevitable con daños que se irán ponderando a medida que esta hacienda vaya llegando al mercado, tanto en el corto como en el mediano y largo plazo.
Fuente: RosGan