Los contratos del cereal con vencimiento en marzo frenaron la recuperación que venían manteniendo desde mediados de noviembre, finalizando con una caída semanal del 1,4%. Los rasgos más salientes del mercado norteamericano siguen siendo la amplia disponibilidad de inventarios disponibles en chacra y la cuantiosa posición neta vendida que mantienen las carteras de los fondos especulativos, según datos de la CFTC.
El informe mensual del USDA marcó gran parte del pulso de la semana. El organismo redujo su previsión de exportaciones de Estados Unidos para la campaña en curso, reconociendo la elevada competencia que está sufriendo este origen en el mercado internacional. Este ajuste se acompañó con un incremento en la previsión de ventas externas de Brasil, de las que se espera un total de 32 M tn durante el período comprendido entre marzo de este año y febrero de 2016, un nuevo récord. La reducción en el volumen de exportaciones norteamericanas se compensó parcialmente con expectativas de mayor consumo doméstico, fundamentalmente de las fábricas de etanol. La producción del biocombustible alcanzó máximos históricos en el mes de noviembre.
En tanto, sobre el cierre de la semana desde la oficina del Chief Economist del USDA se conoció una proyección preliminar de área a sembrar para el ciclo 2016/17 de 36,6 M ha, extensión que de concretarse implicaría un crecimiento de 850.000 hectáreas –el 2,4%- respecto de este año. La superficie de intención tendría entonces su primer incremento desde la campaña 2012/13, aunque es muy pronto para analizar el dato como definitivo. Los resultados de un relevamiento más detallado se conocerán recién en marzo de 2016 con el tradicional informe de «Prospective Plantings». Tomando rendimientos de tendencia ajustados por clima normal la producción de maíz se ubicaría por encima de 353 M tn, volumen que permitiría ampliar nuevamente la disponibilidad de inventarios.
Ante esta situación, el desafío para el país del Norte seguirá siendo manejar sus enormes excedentes –con logística de almacenaje y transporte mediante- y recuperar participación en el comercio mundial. Esta última cayó de un promedio del 60% en la década pasada a sólo 38% en la actualidad, tendencia que a corto plazo parece difícil de revertir. A la amenaza que siempre significa Brasil se le suma la posibilidad de que Argentina vuelva con fuerza al mercado exportador con una eliminación de las retenciones al cereal, aunque la caída que sufrieron los planes de siembra para la campaña 2015/16 limita las posibilidades de nuestro país.
En su informe mensual nacional, GEA – Guía Estratégica para el Agro ubicó su estimación de superficie a cubrir en el ciclo 2015/16 en 3,61 M ha, advirtiendo una caída del 16,5% respecto del año pasado. Gran parte de la reducción se explica en los maíces de siembra temprana de zona núcleo, en los que la ventana de decisión cerró en un contexto de alta incertidumbre y enormes restricciones financieras para los productores. Los planteos tardíos se han recuperado y permiten atenuar la disminución interanual. Hasta el momento se implantó cerca del 60% del total proyectado. En términos productivos, la buena noticia es que las condiciones climáticas han sido hasta el momento mayormente favorables para el cultivo y se esperan altos rendimientos en buena parte del país. Esto implica que el efecto positivo de las medidas anunciadas para el sector se verá con mayor contundencia recién de cara a la campaña 2016/17.
Desde el punto de vista comercial, la actividad con maíz nuevo se mantiene estable en torno a u$s 150/ton para negocios con entrega desde marzo hasta mayo y valores algo menores para la descarga más diferida. En Rofex los ajustes del jueves fueron de u$s 150/ton para el mes de abril y u$s 145,5/ton en julio. Los volúmenes intercambiados no han experimentado grandes saltos en los últimos días. Según datos oficiales, la exportación acumula hasta el momento compras de maíz nuevo por algo más de 1,6 M tn, prácticamente la mitad de lo que tenía adquirido a la misma altura del año pasado y cerca de la tercera parte del promedio de los últimos cinco años.
Si bien gran parte del freno que se observa en los negocios forward obedece a que la oferta doméstica se muestra retraída y con una actitud de esperar cambios, cierto es que también se detecta muy poco interés de parte de los compradores externos por maíz argentino para posiciones de cosecha nueva. Los exportadores colocan sus puntas FOB para embarque abril y mayo a unos u$s 15/ton por encima de los futuros de Chicago, mostrándose más competitivos que los exportadores que originan desde el Golfo. Aun así, hasta el momento surgieron muy pocas posibilidades de negocio, ya que se vislumbra que los valores podrían caer si la moneda local se desvaloriza.
Sobre el cierre de la semana el nuevo ministro de Hacienda y Finanzas Públicas de nuestro país anticipó que los cambios impositivos y regulatorios anunciados para la política agropecuaria seguramente se instrumentarán a partir de la próxima semana, momento que podría convertirse en un punto de inflexión para la plaza. Si bien el efecto precio ya está descontado prácticamente en su totalidad, la certeza de no tener barreras a la exportación generará mayor certidumbre a nivel local y externo. No obstante, el tipo de cambio continuará siendo un factor de relevancia crucial para explicar las idas y vueltas del mercado, especialmente en el segmento disponible. Esta semana se vio una suba de los precios hasta niveles superiores a $ 1.400/ton en la zona de Rosario, reflejando las expectativas de una inminente suba del tipo de cambio comercial.
Autor: Guillermo Rossi – BCR