Alas complejidades que normalmente implican los grandes saltos tecnológicos, el 5G agrega un componente extra: el impacto de una nueva expresión del conflicto entre China y Estados Unidos en el desembarco global de la nueva tecnología.
La guerra tecnológica entre ambos se juega a cielo abierto desde que en 2019 el Congreso elaboró una lista negra de firmas chinas (Huawei, ZTE y Xiaomi, entre otras) con las que compañías estadounidenses explícitamente no pueden mantener transacciones comerciales.
Con el argumento de que Huawei representa un peligro para su seguridad nacional (por su presunta colaboración con Beijing en tareas de espionaje), la Casa Blanca vetó el acceso a servicios de Google y a otros componentes de origen estadounidense para la fabricación de celulares, además de prohibir incorporar tecnología de la firma china a las compañías norteamericanas.
¿Cómo se generó la disputa por el 5G?
Patricio Giusto, director del Observatorio Sino-Argentino, revela que el comienzo de la pelea contra Huawei comenzó cuando asumió Donald Trump en 2017 y dio un giro en la política norteamericana en relación a China, calificando abiertamente a ese país como una amenaza y ubicando a la tecnológica en el epicentro del conflicto.
La arremetida continuó escalando en la administración de Joe Biden con nuevas medidas, sanciones, ampliaciones de la lista negra y la conformación de un nuevo consenso en Washington, integrado por republicanos y Demócratas, que coinciden en que el gigante asiático es una amenaza, no solo en términos económicos, también para los valores e ideales norteamericanos.
Según explica Giusto, a EE.UU. le llama la atención la impresionante expansión que tuvo Huawei en los últimos 10 años, ya que no solo logró superarlo en campos estratégicos como Inteligencia Artificial, robotización, tecnología aeroespacial o energías limpias, sino que tiene la capacidad de ofrecer tecnología para 5G a buen costo y de calidad a los operadores de todo el mundo.
Lo cierto es que la firma china es uno de los principales proveedores mundiales de equipos de red y está muy bien posicionada para llevarse la porción más grande de un mercado que, según estimaciones, podría alcanzar un valor de u$s123.000 millones en cinco años.
Las cifras de Huawei en este segmento hablan por sí solas de su poderío:
- Primer puesto global en patentes 5G activas con el 15% (delante de Samsung, Nokia y Qualcomm)
- Ingresos anuales por u$s100.000 millones
- Las pruebas efectuadas por terceros han demostrado que las redes 5G construidas por Huawei para sus clientes en 13 países, entre los que se incluyen Suiza, Alemania, Finlandia, Países Bajos, Corea del Sur y Arabia Saudí, ofrecen la mejor experiencia al usuario.
“EE.UU. tiene miedo de perder el control, sobre todo en sectores clave como 5G, y la influencia histórica que ha tenido en Latinoamérica. Lo más llamativo es que hasta ahora no pudo presentar ni una sola prueba que respalde su acusación”, señala Giusto.
En ese sentido, desde Huawei señalan que acepta que países y operadores decidan no comprar sus equipos de redes: “La soberanía y el libre mercado son conceptos que no ponemos en discusión, a diferencia de algunas empresas y países”.
También remarcan que hasta el momento, no se ha mostrado una sola prueba de tales acusaciones. “Huawei y sus redes han sido auditadas e incluso NESAS (estándar global de seguridad de redes) certificó que es un proveedor de redes 5G seguras“, enfatizan.
Gustavo Girado, director del posgrado sobre China de la Universidad Nacional de Lanús, afirma: “La acusación es exactamente lo mismo que hace la Casa Blanca a través de grandes corporaciones de Silicon Valley, como Facebook o Microsoft, que están obligadas a informar al complejo militar industrial estadounidense”.
La clave para entender el conflicto es por qué existe tanto recelo en torno a 5G y no así con su predecesora 4G. Es que no solo permitirá mayores velocidades en el celular, sino que habilitará la posibilidad de conectar todo tipo de objetos a la red.
Entre otras cosas, soportará la circulación de enormes volúmenes de datos vinculados con servicios de emergencia, seguridad, infraestructura o comunicación que, en caso de ataque, podrían ser interrumpidos y generar enormes daños masivos.
Enrique Carrier, analista del mercado de telecomunicaciones, señala que el 5G llevará la conectividad a otro nivel, más allá de las personas, permitiendo el desarrollo de la Internet de las cosas (IoT) y automatización en la industrialización, por ejemplo.
Según su análisis, “todo va a estar sobre esas redes, por eso la preocupación es mayor. En una hipótesis de conflicto o sospecha de sabotaje, fundamentada o no, las redes críticas no pueden depender de un enemigo estratégico“.
“También hay que pensarlo en términos de la guerra entre Rusia y Ucrania, en el que la posibilidad concreta de un conflicto global está más presente y la dependencia de un país o de otro puede ser muy perjudicial por un corte de suministro, por ejemplo”, agrega.
Desde Huawei explican que no existe un 5G chino o europeo, sino uno global que obliga a todos los fabricantes a apegarse a una única normativa definida por miembros de todo el mundo, agrupados en la 3GPP (Third Generation Partnership Project). Tanto Estados Unidos, como China forman parte de la entidad.
5G en Argentina
Para Girado, pese a que el país tiene una buena relación con China, tener un desarrollo todavía incipiente de 5G y un mercado que, en términos de densidad poblacional, es pequeño comparado con Brasil y México, no lo ubica en un lugar relevante en esta pelea.
“Además, Argentina sufre una gran crisis económica, por eso tampoco es interesante como mercado eventual, aunque estratégicamente China, como las empresas estadounidenses, tratará de posicionarse. Cuando se liciten las frecuencias, seguramente habrá interés”.
En cuanto a cómo le impacta esta pelea al resto de los vendors como Ericsson y Nokia, Girado dice que la integración de las tecnologías hace que todos los grandes jugadores estén muy conectados entre sí.
“Huawei depende de empresas estadounidenses, que a su vez lo hacen de firmas chinas, que a su vez tienen proveedores en otros mercados. Hay una vinculación muy estrecha que se fue generando a través de las cadenas globales de valor. Eso genera una dependencia mutua, aunque las peleas sean blanco contra negro, las compañías están muy integradas“, puntualiza.
Giusto reconoce que es uno de los puntos más críticos en el marco del conflicto entre China y EE.UU. en el que algunos aliados de este último (como Canadá, Reino Unidos, Japón o Australia) decidieron prohibir la tecnología de Huawei.
Mientras que Argentina y Latinoamérica también están en el mapa de la disputa, y la firma asiática por ahora viene picando en punta en cuanto a la provisión de tecnología.
“El conflicto con Huawei les da al resto de los vendors una oportunidad, ya que es funcional a los intereses de EE.UU. y sus aliados que estas empresas puedan ser más competitivas, pese a no ser estadounidenses. Solo quedará ver si tienen la capacidad de competir contra Huawei y si están interesados en tener negocios en esos países”.
Lejos de estar saldada, esta pelea está más vigente que nunca. Más allá de las particularidades del conflicto entre las dos potencias, el futuro desarrollo de 5G traerá un crecimiento exponencial de los datos personales y será menester trabajar en una marco normativo que garantice la privacidad y la seguridad de los usuarios.
Fuente: iProUP