Desde FIFRA proponen la utilización de medios mecánicos a la descarga de carne para que no se ponga en riesgo la salud de los trabajadores.
Con las modificaciones en el Ministerio de la Producción de la Nación y la Secretaria de Comercio Interior y con un ya marcado rol protagónico del Ministerio de Agricultura Ganadería y Pesca, desde Fifra “nos encontramos con muchos proyecto en marcha, trabajo pendiente y tema que consideramos requieren de solución”.
En el mercado interno continua la leve contracción de consumo, manteniéndose en niveles similares que el mes pasado. Parece que la vuelta a la “normalidad” determinada por la post pandemia no termina de reactivar los índices de producción. La industria consumera se encuentra con capacidad ociosa de procesamiento y expectante por un repunte en el consumo que nunca termina de consolidarse, la realidad es que cada vez más se observa el incremento del consumo de carne aviar y de cerdos por el de la vacuna.
En relación a la exportación la reciente resolución 152/2022, donde asigna y distribuye la cuota Hilton, solo maquilló un poco las normativas de los años anteriores, pero no se quiso, de una vez por todas y definitiva dar un vuelco de calidad y modificar parámetros de distribución que, desde Fifra, venimos proponiendo hace años y que tienen que ver con la modalidad de distribución y la posibilidad de que nuevos actores tengan la posibilidad de participación.
“Nuestro pedido de mayor posicionamiento del Senasa está teniendo sus frutos. Es imperioso tener un único servicio sanitario y fuerte en todo el país, no solo para la puesta en marcha del troceo a partir del 1º de noviembre sino también para que no haya asimetrías entre las diferentes provincias, lo que llevaría a la desigualdad sanitaria y a la competencia desleal. Es de suma importancia coordinar con los gobiernos provinciales la unificación de los controles y las políticas sanitarias”.
En referencia al troceo, fijaron la siguiente posición:
La Resolución Conjunta 2/2022 dictada entre el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social; Ministerio de Desarrollo Productivo y Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, viene a modificar la comercialización de carne con fundamentos contundentes, como los referidos a la salud y seguridad de los trabajadores, con los que no se puede estar en desacuerdo. Es necesario cuidar del bienestar físico de los trabajadores del sector cárnico para que no transporten con su cuerpo medias reses de pesos muy superiores a los convenios y recomendados por la Organización Internacional del Trabajo (OIT). La normativa es de orden nacional y no cabe duda de que se debe cumplir. Ahora bien, ¿todos los actores de la cadena están al tanto del cómo y cuándo se debe implementar esta modificación, como por ejemplo los carniceros, supermercadistas y los transportistas, por citar algunos ejemplos?
También consideramos importante tener en cuenta que la Resolución 22/2021 de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo, entidad autárquica dependiente del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de la Nación, dispuso en su Artículo 1º “que toda manipulación, transporte, distribución, carga y/o descarga de productos cárnicos, cuyo peso sea superior a los TREINTA Y DOS KILOGRAMOS (32 Kg.), que realicen los trabajadores y se lleven a cabo en empresas y/o establecimientos dedicados a la faena de ganado o industrialización de los mismos, o en su cadena de transporte y distribución mayorista o minorista, se deberá realizar con la asistencia de medios mecánicos adecuados”.
Por lo tanto, esta normativa que está plenamente vigente, es un paliativo que asegura y garantiza el cuidado de la salud de los trabajadores, asegurando también un plan de inversión más adecuado para la industria.
Respecto de este tema queremos dejar planteados en este espacio algunos interrogantes: ¿qué respuesta se le da a los reparos comerciales o sanitarios al cuarteo?, ¿la medida se aplicará en todo el país?, ¿habrá acompañamiento de las provincias a su instrumentación?, ¿hay financiación a disposición de la industria para hacer las obras necesarias?, ¿qué pasará con el precio de la carne? porque los mayores costos productivos y comerciales se trasladarían al valor del producto, ¿qué pasará con los consumidores desde el punto de vista de la sanidad y salubridad de la carne que bajo esta metodología quedaría más expuesta? Los interrogantes son muchos y es poco tiempo disponible para darle respuesta y resolverlos.
En breve comienza el segundo semestre que presenta varios desafíos que no serán fáciles de afrontar, pero estamos convencidos que la base es el diálogo del que pueden surgir las respuestas que el sector requiere.