INTA, UBA, INTI y Siemens desarrollaron un sistema de gestión informático asociado a una aplicación móvil que, vinculada con la ensachetadora y pasteurizadora 4.0, permite trazar el proceso productivo. Un logro que permitirá contar con un producto final de calidad e inocuidad, al tiempo que impulsará la fidelización de los esquemas comerciales de los tamberos a pequeña escala.
El avance de la tecnología produjo un cambio radical en la generación de datos para el sector agropecuario. Así, mediante la digitalización y el registro de los factores involucrados en los procesos se genera la trazabilidad de los procedimientos, lo que permite respaldar con datos la calidad del producto final.
Sergio Justianovich –diseñador industrial e investigador del IPAF Región Pampeana– ponderó el proyecto de digitalización de la ensachetadora-pasteurizadora INTA-UBA 4.0 y lo consideró un paso “trascendental” para lograr la trazabilidad de la leche en sachet.
“Nos asociamos con Siemens para trabajar en un sistema de gestión asociado a una aplicación móvil que recopila los datos del proceso productivo –desde que llega la materia prima hasta que se comercializa la leche en sachet– de cada usuario de la tecnología. Esto permite lograr la trazabilidad de cada litro producido”, explicó.
Asimismo, el especialista también destacó la articulación con INTI Lácteos y Electrónica para el desarrollo del sistema de gestión y la aplicación.
Por su parte, Alejandro Köckritz –presidente de Fundación Siemens– destacó: “Estamos muy orgullosos de poder volcar nuestra experiencia global en un proyecto de alianza público-privada de estas características. Con nuestro aporte, colaboramos en la digitalización del sector productivo lácteo, mediante el desarrollo de tecnología de industria 4.0, lo que permitirá obtener una mayor eficiencia en los procesos de la cadena de valor de un producto de primera necesidad como es la leche pasteurizada”.
Justianovich dio un paso más y se refirió a las ventajas de poder tener en el mercado un sachet trazado y que cuente con un código QR en el que se pueda ver todos los datos del proceso productivo. “Es un elemento diferenciador para las grandes urbes –como Rosario o CABA– en las que existe una mayor cantidad de familias productoras y cuencas lácteas. Y en donde, además, hay una mayor cantidad de consumidores agrupados con redes de comercio electrónico que buscan consumir productos, a contrasentido de lo hegemónico”.
Es que, una vez implementado, el sistema permitirá, también, compilar información para las empresas proveedoras de equipos e insumos, lo que permite mantenimiento preventivo de partes de la pasteurizadora. Y, como si fuera poco, recolecta información para el proyecto en sí: indicadores como cantidad de litros de leche recibidos, procesados, entregados, o bien consumos de agua o de energía del sistema que permitirán realizar mejoras a futuro.
En esta misma línea, el diseñador industrial del INTA no dudó en ponderar las ventajas de implementar esta tecnología. “La sistematización digital de los registros del proceso generará una base de datos propia de cada unidad productiva para hacer frente a posibles desvíos”, explicó, al tiempo que reconoció que, incluso, permite rastrear los productos por lotes y asociarlos a cada proveedor de leche.
Justianovich dio un paso más y aseguró que “el registro digital de datos, integrados en la misma operación de trabajo, facilitaría las instancias de auditorías de los organismos sanitarios competentes en cada localidad. En este sentido, durante el desarrollo trabajamos con el área de agricultura familiar del Senasa para analizar la viabilidad de la implementación”.
Además –explicó – permite contar de forma sistémica y sencilla con datos del proceso. “Esto es muy interesante para dar cuenta de que el sector de la agricultura familiar puede responder a especificaciones de inocuidad y calidad, lo que contribuye a su formalización”.
“El proyecto busca generar datos para todo el ecosistema de actores que sostiene la tecnología en el territorio, que se resumen en el concepto de ´franquicia social INTA UBA´”, detalló Justianovich. Estos datos responden a intereses particulares de cada actor: unidades productivas, empresas proveedoras de equipos, de insumos, de servicios, organismos de control sanitario, consumidores, e INTA UBA (las instituciones franquiciadoras de la tecnología).
Fuente: INTA