La clonación de animales es una técnica por la cual se consiguen copias idénticas de un animal. Una de las clonaciones emblemas es la oveja Dolly, el primer mamífero nacido por clonación, a partir de material genético extraído de las células de la piel de una oveja adulta.
Se han clonado caballos, chitas, cebras, cerdos y camellos. Además, este proceso ya está funcionando -y también tiene mucho espacio para crecer- en mascotas, básicamente en perros y gatos domésticos.
Hace años se sabe que los humanos estamos dispuestos a invertir mucho afecto, tiempo y dinero en el cuidado de estos compañeros perrunos y gatunos. Por eso hay un puñado de compañías que han desarrollado y ofrecen este servicio.
Hoy, estas empresas no solo clonan animales a particulares sino que también clonan a perros que fueron entrenados en aeropuertos o por la policía para que las fuerzas no pierdan el tiempo enseñándoles nuevas habilidades.
Una vez clonadas, estas mascotas heredan lo aprendido y ya están listas para trabajar. Tal es así que en la actualidad, según datos oficiales de Corea del Sur, el 80% de los perros que detectan sustancias maliciosas en aeropuertos son clonados.
“Una de las mayores del rubro es la coreana Sooam Biotech y tiene muchísima demanda. Clonar un perro con ellos puede costar entre US$ 80.000 y 100.000 y tienen una lista de espera de seis meses”
El perro de Barbra Streisand, la popular actriz y cantante de los Estados Unidos, falleció en 2017 y frente al dolor, la artista decidió clonar a su mascota.
Envió a su mascota a un laboratorio, donde tomaron muestras y células de la boca y del estómago. Tiempo después, la empresa entregó dos cachorros clonados idénticos a su perro fallecido, a los que llamó Miss Violet y Miss Scarlett.
Pero Streisand no es la única: el empresario Barry Diller y Diane Von Furstenberg, la diseñadora de moda belga-estadounidense, clonaron su Jack Russell terrier.