Si pensás en Holanda … ¿cuántas imágenes te vienen a la mente?: tal vez una pintura de Van Gogh, un molino de viento, tulipanes y seguramente sus tradicionales bicicletas.
Jorn Wemmenhove, viene de aquel país bajo a nuestra ciudad. El joven es Co-fundador de El Desafío y especialista en ciclismo urbano.
ON24 reproduce su visión sobre la movilidad en Rosario.
“Hace mas de 10 años co funde la Fundación El Desafío, una ONG que empodera chicos en Rosario para crear cambios positivos. Siendo holandés, Rosario se ha convertido en mi segundo hogar. Y cuanto más tiempo paso en las calles de la ciudad que ‘siempre estuvo cerca’, más me interesa trabajar para su gente. Vivir el estilo rosarino me dio la oportunidad de compararlo con mi vida en Holanda. Se puede aprender mucho de una sociedad simplemente mirando como se utiliza el espacio publico. Bendecidos con el clima y mucho sol, vi como a muchos rosarinos les encanta salir con amigos a tomar mate en los parques cerca del rio. Pero la gente siempre me pidió que sea cauteloso en las calles y que tenga cuidado. En general esta advertencia es por el riesgo de ser asaltado, pero cuando subí por primera vez a un taxi me di cuenta que había otras amenazas a la seguridad en los espacios públicos.
Reclamar las calles por el bien de nuestros hijos
La movilidad es una necesidad humana básica. Necesitamos movernos para explorar, aprender y encontrarnos con el otro. Lo necesitamos para ir al trabajo, ver a los amigos y la familia y mantener nuestros cuerpos saludables. Por estas razones, el espacio púbico seguro es esencial para el desarrollo de nuestros hijos. Podes analizar la calidad del espacio publico bastante bien si miras la cantidad de chicos que lo utilizan. Generalmente, siguiendo este indicador, Rosario todavía tiene mucho que mejorar para llegar a ser ‘la mejor ciudad para vivir’.
Algunos amigos con hijos me dijeron que prefieren que sus chicos se mantengan alejados de la calle. En el pasado era diferente. Los chicos aprendían a andar en bicicleta en las calles mientras los abuelos los miraban sentados en las puertas de sus casas. Era una experiencia de aprendizaje increíble. Lamentablemente, hoy los chicos no tienen esa posibilidad de desarrollo. Cuando las calles se transforman en una amenaza para nosotros y nuestros hijos algo ha ido terriblemente mal. La calidad de vida esta en riesgo y debe ser abordada seriamente. La inseguridad es real, pero muchas veces nos enfocamos en la cantidad de muertes causadas por la criminalidad e ignoramos la enorme cantidad de muertes causadas por el trafico. Llevamos a nuestros hijos en auto para protegerlos, pero pese a nuestras muy buenas intenciones estamos siendo parte del problema y colaborando a la inseguridad en las calles.
Lo interesante del asunto es que llevar seguridad vial a las calles también traerá seguridad a nivel general en la ciudad. Es por esta razón que el ex-alcalde de Bogotá, Antanas Mockus, invirtió fuertemente en mejorar la seguridad vial y el resultado final fue asombroso. La gente empezó a respetar mas la vida el del otro en las calles y esto se contagio a otros sectores de la sociedad. Los espacios se volvieron mas sociales y en poco tiempo la sociedad empezó a cambiar. Debes empezar en algún punto para resolver un problema aparentemente imposible.
Probablemente sepas como las águilas les ensenan a sus hijos a crecer. Es una historia muy utilizada en charlas motivacionales. Cuando las águilas jóvenes están en edad de volar, sus padres las empujan fuera de sus nidos. No porque quieran su espacio de nuevo o por falta de amor, sino porque es la única manera que sus hijos aprendan a volar. Estudios recientes muestran que no debemos sobreproteger a nuestros hijos tampoco. Se comprobó que los espacios de juegos donde los chicos puedan correr riesgos incrementan el tiempo dedicado al mismo, las interacciones, la creatividad y resiliencia. Estos espacios les dan a los chicos la oportunidad de aprender sobre riesgos y sus propios limites. Es una escuela de vida.
Movamos a Rosario adelante pedaleando
Tenemos que pensar en que tipo de ciudad queremos vivir. Y que tipo de ciudad queremos darles a nuestros hijos. Es hora de tomar decisiones. Yo sugeriría invertir en formas de movilidad mas sociales y sociables, la bicicleta. Yo nací en Holanda, el país líder en este tema, pero esa no es la razón por la cual creo en la bicicleta. Los ciclistas son seres humanos. Al no estar aprisionados como el automovilista, los ciclistas se abren al mundo que los rodea. Saben que no son los reyes de las calles y que están compartiendo el espacio público.
Al trabajar como consultor en muchos proyectos relacionados a la bicicleta en Holanda, se que invertir en las bicicletas es también inteligente desde el punto de vista económico. Tenemos que asegurar el futuro de Rosario. Debido al crecimiento de la ciudad, la creciente tendencia a la obesidad, presupuestos municipales mas ajustados y el cambio climático, esperar no es una opción. Los ciclistas son mas felices y mas productivos que los automovilistas, lo que es bueno para los comercios. Los ciclistas destinan mas dinero en negocios locales que los automovilistas, e invertir en bicicletas reduce los costos en salud. Las ciudades amigas de las bicis son atractivas para que nuevas empresas vengan y para que gente talentosa elija vivir. Y por supuesto que invertir en una infraestructura para la bicicleta es mucho mas barato que invertir en calles para autos.
Rosario no es Amsterdam, pero también las ciudades holandesas tuvieron que luchar en los 70 para no convertirse en urbes para autos. La infraestructura de Rosario claramente no puede soportar todos los autos, no fue construida para eso, pero seria perfecta para la bicicleta. No seria muy difícil hacer a Rosario una ciudad amigable con este transporte. Se trata de tener la visión y tomar decisiones. Empecemos por crear una buena red de bici sendas seguras de alta calidad y educando en las escuelas sobre educación vial. Y para aquellos que dudan podemos crear una prueba piloto en donde realmente prioricemos el uso de la bicicleta por sobre el auto.
Debemos cambiar nuestra visión de la movilidad en Rosario. Si no se trata de nosotros, entonces pensemos en las generaciones futuras. Otras ciudades latinoamericanos ya lo están haciendo, así que es hora que Rosario tome su posición. El cambio a veces puede asustarnos, pero como las águilas debemos empujarnos a nosotros mismos y hacerlo con convicción. Solo en ese momento descubrimos que podemos volar, y hacer Rosario la mejor ciudad para vivir”.