Preguntados, el juego que puede más que la escuela

Es común escuchar acerca del desinterés de los jóvenes por la escuela o la apatía por el aprender. Se ha producido un divorcio entre el estudiante y el aprendizaje en la cotidianeidad escolar, sin diferenciar características socio- culturales. En consecuencia,  las culturas juveniles de hoy, plurales, diferentes y diversas, se enfrentan a la cultura escolar un tanto rígida, rutinizada y uniforme.

La homogeneización que esta institución  prometió hace más de cien años, hoy por hoy no sólo no la consolida, sino que pareciera jugarle en contra, provocando un desgranamiento al interior de la escuela que pendula  entre el abandono  y el fracaso escolar.

La explicación ante la situación ha hecho correr ríos de tinta manifestando el por qué del escenario: no entienden lo que leen, son vagos, no les gusta leer, no tienen límites, los padres no se ocupan, entre otros tantos argumentos.

Si bien la entrega de las netbooks del plan Conectar Igualdad, ha venido a romper con ese escenario, por lo visto no alcanza para provocar otro diagnóstico. Llevadas las computadoras al aula para repetir lo mismo que en las clases presenciales, no sirven. Para provocar un cambio real en las prácticas pedagógicas debería haber una ruptura al interior del aula, acompañado con capacitación real y efectiva a los docentes y con decisiones claras en la gestión de los directivos.

Sin embargo, a pesar de lo que pasa en el interior de la escuela, los jóvenes siguen interesados en el contenido escolar, aunque de otra manera. En estos días, se ha hecho famoso el “Preguntados”, un video juego, una aplicación para teléfonos que se ha masificado entre los adolescentes especialmente. En dicho juego, los usuarios  responden preguntas y ponen  a prueba sus conocimientos referidos a Geografía, Historia, Arte y Literatura, Ciencia y Tecnología, Entretenimiento y Deportes. Su crecimiento fue  exponencial; hoy por hoy, tiene más de 180 mil usuarios nuevos por día, de los cuales 60 mil son de Argentina; la condición es tener Iphone o  ser usuario de Facebook o  de teléfonos móviles con Android.

La pregunta obligada es, ¿la escuela no puede planificar otras formas de aprender? Si bien hay cientos de ejemplos de prácticas innovadoras, algo pasa que no pueden “viralizarse” a fin de contribuir al mejoramiento escolar.

¿Podrá un docente crear su propio “Preguntados” a fin de evaluar a los estudiantes sin martirizarlos con pruebas escritas estereotipadas?

Lejos de resultar un escollo, las netbooks podrán ser la herramienta para superar las dificultades que señalaba anteriormente, a través del  aprovechamiento de los beneficios que tiene en el aprendizaje la colaboración entre pares y el reagrupamiento diferente cada día de los alumnos  para el trabajo autónomo.

Para ello es necesario partir de algunas ideas previas: enseñar que la tecnología puede traer aparejada la fragmentación de textos, la ausencia de autoridad, la falta de organización de contenidos y la falta de  adecuación al destinatario. Por tanto, la figura del docente será fundamental para guiar, orientar y supervisar. Cada profesor podrá estructurar la enseñanza en pos del aprendizaje colaborativo, acompañando al grupo en todo el quehacer.

No es una tarea más para el docente, sino todo lo contrario. Es hacerla más amena, es proponer nuevos vínculos al interior del aula, basado en los intereses de los alumnos a fin que disfruten el estar en la escuela

Carina Cabo

Doctoranda en Educación (UNR)

www.carinacabo.com.ar

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