Apendicitis aguda: cuando el dolor no cesa

Por Marchetti Néstor Omar
Cirugía General, Coloproctología

El apéndice cecal se ubica en la parte baja y derecha del abdomen (fosa ilíaca derecha) y tiene el aspecto de un tubo flexuoso, de 3 a 20 cm. de largo, con una luz muy pequeña y desemboca en la parte inicial del intestino grueso llamado ciego. Puede ubicarse en diferentes posiciones en relación al colon derecho.

La apendicitis es el proceso inflamatorio generado en el apéndice por obstrucción de su luz, con infección posterior.

La obstrucción puede ser provocada por materia fecal (coprolitos), agrandamiento de los folículos linfoideos, parásitos, restos alimentarios, bridas o adherencias, tumores. La parte distal a la obstrucción se comporta como un conducto cerrado, con aumento de la secreción, aumento del desarrollo bacteriano, con posterior alteración de la circulación en la pared que puede llegar en grados extremos, a la perforación.

La apendicitis es un proceso evolutivo que comienza como congestión apendicular, luego puede avanzar hacia el cuadro supurativo, llegando a la gangrena apendicular y/o perforación del apéndice. Puede generar líquido periapendicular seroso o purulento. En cuadros avanzados, los órganos vecinos bloquean el proceso generando el plastrón apendicular; si no se bloquea, se origina una peritonitis apendicular.

El dolor es el síntoma más destacado, comenzando en la zona central del abdomen o en epigastrio y luego de 6 – 10 hs. se localiza en la fosa ilíaca derecha; se caracteriza por ser contínuo, de intensidad variable.

Puede no ser tan típico dependiendo de la ubicación del apéndice. Además puede acompañarse de náuseas y vómitos, escalofríos, constipación (a veces diarrea), decaimiento, síntomas urinarios, aumento de temperatura (especialmente en peritonitis). No siempre el cuadro clínico es típico, dificultando el diagnóstico.

Estudios complementarios
Los análisis de laboratorio no son específicos. Por lo general se observa aumento de glóbulos blancos pero pueden ser normales al inicio. La eritrosedimentación también aumenta. La radiografía de tórax y abdomen, la ecografía de abdomen y a veces la tomografía ayudan a la confirmación del diagnóstico.

Debe diferenciarse de gastroenteriris, procesos inflamatorios ginecológicos, cuadros urinarios, etc.
Su tratamiento es quirúrgico, ya sea por vía convencional o por vía laparoscópica. Consiste en extirpar el apéndice. Si el proceso es avanzado, se dejan drenajes. En raras ocasiones, la infección afecta la pared colónica y puede requerir resecciones más amplias.

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